lunes, 3 de mayo de 2010

Auto de fe

Desde lo alto del borrico, Cipriano divisó las hileras de palos, las cargas de leña, a la vera, las escalerillas, las argollas para amarrar a los reos, las nerviosas idas y venidas de guardas y verdugos al pie. La multitud apiñada prorrumpió en gran vocerío al ver llegar los primeros borriquillos. Y al oír sus gritos, los que entretenían la espera a alguna distancia echaron a correr desalados hacia los postes más próximos. Uno a uno, los asnillos con los reos se iban dispersando, buscando su sitio. Cipriano divisó inopinadamente a su lado el de Pedro Cazalla, que cabalgaba amordazado, descompuesto por unas bascas tan aparatosas que los alguaciles se apresuraron a bajarle del pollino para darle agua de un botijo. Había que recuperarlo. Por respeto a los espectadores había que evitar quemar a un muerto. Luego, alzó la cabeza y volvió la vista enloquecida hacia el quemadero. Los palos se levantaban cada veinte varas, los más próximos al barrio de Curtidores para los reconciliados, y, los del otro extremo, para ellos, para los quemados vivos, por un orden previamente establecido: Carlos de Seso, Juan Sánchez, Cipriano Salcedo, fray Domingo de Rojas y Antonio Herrezuelo. (Miguel Delibes, "El hereje", Destino, 1998 p.490)

A raíz del reciente fallecimiento del escritor vallisoletano, Miguel Delibes, nos pareció interesante hacer un homenaje a su obra, seleccionando un texto -por cierto, propuesto como ejercicio de comentario de texto en Extremadura- perteneciente a una de sus mejores novelas El hereje, que aborda el tema de la intolerancia religiosa. En este texto, pues, se hace referencia a un hecho tan horrible y doloroso como fueron los autos de fe propiciados por la Santa Inquisición, creada en España en la época de los Reyes Católicos, concretamente en 1478 para luchar contra los judíos y moriscos, y para preservar la doctrina cristiana de las herejías. El fenómeno de la intolerancia religiosa, del fanatismo, de la incomprensión hacia distintas posturas ideológicas y por tanto de la persecución que ello conlleva ha ensombrecido el devenir histórico de nuestra sociedad con episodios tan sangrantes y abominables como: la censura, la privación de libertad, el destierro, la confiscación de bienes, la tortura en sus diferentes formas y sobre todo la muerte con carácter ejemplarizante y siempre de modo despiadado y terrible.
Este extremismo religioso es precisamente el que se manifiesta en el auto de fe que se recoge en este fragmento del libro de Miguel Delibes que estamos ahora comentando, y que está inspirado en acontecimientos reales que sucedieron en la Valladolid de 1559, -un año después de la muerte de Carlos I y de la subida al trono de Felipe II-, cuando un grupo de reformistas es procesado y ejecutado por el Tribunal de la Santa Inquisición en un auto de fe público o auto general en la Plaza Mayor de Valladolid, en pleno período del espíritu de la Contarreforma que supuso la respuesta de la Iglesia Católica hacia la reforma protestante de Lutero.Pero, como hemos dicho antes, este hecho no constituye un único acontecimiento nefando del pasado, sino que en el siglo XX y en lo que ha transcurrido del siglo XXI podemos observar cómo en distintas partes del mundo el extremismo y la intolerancia religiosa o ideológica han conducido o conducen a comportamiento igualmente reprobables como: la aplicación de la ley de la “sharia” en algunos países como Sudán o Pakistán con castigos verdaderamente draconianos para los que se salen de los rígidos códigos de conducta y de moral; el extremismo religioso y la anacrónica misoginia de los talibanes en Afganistán; los conflictos religiosos entre católicos y protestantes en Irlanda que ha resquebrajado por completo a esta sociedad; el genocidio que los nazis cometieron en la II Guerra Mundial contra los judíos y otras minorías como gitanos, homosexuales o comunistas; la limpieza étnica que se llevó a cabo en el reciente conflicto de los Balcanes con masivas violaciones en Bosnia o con la masacre de Sebrenika; el sionismo que comienza a ponerse en práctica después de la II G. Mundial, en 1948, cuando los judíos se instalan en Palestina, la Tierra Prometida; el extremismo en la India que no permite la convivencia entre los indios musulmanes y los que no lo son, (y que a propósito se recoge maravillosamente en la novela Un jardín en Baldapur de Kenizée Mourad, que es la continuación de De parte de la princesa muerta) Me gustaría también hacer referencia, dando un salto atrás en el tiempo, y aprovechando que es bastante actual la película de Alejandro Amenábar (Ágora), a cómo la Iglesia en sus comienzos, se olvidó muy pronto de que ella había sido antes perseguida, y adoptó una aptitud intolerante con todos aquellos que no comulgaban con la fe cristiana, como le ocurrió a la filósofa y matemática Hipatia de Alejandría, quien fue descuartizada viva por mandato de un enloquecido obispo, que luego sería canonizado como santo con el nombre de San Cirilo. En definitiva, por desgracia parece que la historia no nos ha enseñado nada, y todavía en muchísimas partes del mundo nos encontramos con conflictos religiosos e ideológicos de diferente signo que empañan muchas veces -incluso con actos violentos y terroristas- el clima de paz y de tolerancia que debe existir en cualquier sociedad civilizada.

Después de este modelo de comentario crítico en el que simplemente se ofrecen varias pinceladas para que los alumnos tomen alguna idea, y tras realizar el resumen, ver el tema y analizar la estructura, publicamos el comentario crítico de Lorena Campos Fernández:

"Tal vez al leer el texto nos sintamos horrorizados ante lo cruel que podía ser la justicia religiosa y civil, y también la sociedad que disfrutaba con estos espectáculos a mediados del siglo XVI, en los que se ejecutaba sin piedad a toda persona que no comulgara con los dogmas de la Iglesia, se planteara cuestionarla o simplemente fuera sospechoso de herejía o de brujería. Visto todo esto desde la actualidad, parece que hemos cambiado mucho, pero: ¿es cierto?, ¿estamos totalmente a salvo de comportamientos de este tipo?..... La ver dad es que en muchos lugares del mundo se inflingen terribles castigos, se tortura o se ejecuta a los que no piensan igual que los que tienen el poder o se mata a las mujeres si hay la más mínima duda de que es infiel a su esposo. En el caso de España no hay que remontarse mucho tiempo atrás, pues nuestros abuelos vivieron algo parecido durante la Guerra Civil, conflicto que se saldó con miles de muertos de ambos bandos, y que una vez que fue ganada por el bando nacional, tuvo como consecuencia la persecución, la tortura, el encarcelamiento, el fusilamiento, la privación de libertad de expresión y la censura durante todo el período de la Dictadura.

A veces creo que no somos lo suficientemente conscientes de la suerte que hemos tenido de vivir hoy por hoy, en una sociedad que -aunque llena de prejuicios- nos respeta y en la cual no tenemos por qué vivir con constante miedo".
Si queréis saber algo más sobre este proceso inquisitorial: http://vallisoletvm.blogspot.com/2010/01/los-autos-de-fe-de-1559-el-proceso-de.html.%20yY si queréis porfundizar algo más en El hereje de Delibes tenéis aquí esta página interanse: http://www.juntadeandalucia.es/cultura/opencms/export/download/bibhuelva/el-hereje.pdf

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