martes, 17 de enero de 2012

Creta: la primera gran civilización europea.


Antes de las vacaciones nos habíamos sumergido en la arqueología egipcia de la mano de algunos de sus grandes faraones, hoy vamos a cruzar el Mediterráneo un poco hacia el norte, para hablar de la primera de las grandes civilizaciones europeas, contemporánea de algunos de esos faraones, con los que tuvo numerosos contactos. La primera civilización europea nació en la isla de Creta hace unos 4500 años. La historia de los antiguos habitantes de Creta comenzó a ser conocida a principios de este siglo, a partir de las excavaciones del arqueólogo Arthur Evans. El investigador inglés la llamó “minoica”, por el nombre del legendario rey Minos, el mítico fundador, según el historiador griego Tucídides, de la primera dinastía de gobernantes cretenses. Muchas leyendas griegas tienen su origen en Creta: el Minotauro y el laberinto, Ariadna y Teseo, incluso el principal dios griego, Zeus, según la mitología, fue criado en Creta por la cabra Amaltea, cuando su madre Rea, logró evitar que su padre, Cronos, se lo comiese… Es decir, para los propios griegos el origen de su civilización se encontraba en Creta. Pero, ¿qué sabemos hoy de esa isla y de su perdida civilización? ¿Qué nos cuenta la arqueología?
La isla de Creta está situada en el Mediterráneo, al sur del mar Egeo y a medio camino entre las costas de Turquía, Egipto y Grecia, por tanto, en un cruce de civilizaciones. Las excavaciones arqueológicas llevadas a cabo en la isla han permitido redescubrir la apasionante historia de una civilización cuyo recuerdo, perdido en los lejanos tiempos de la Edad del Bronce, se había borrado de la memoria del hombre. Sólo algunos soñadores como Schilemann, el descubridor de Troya, se dieron cuenta de la importancia de algunos objetos arqueológicos procedentes de allí, pero fue Sir Arthur Evans quien, a partir de 1900 y durante 30 años sacaría a la luz las ruinas del impresionante Palacio de Cnossos. Gracias a los objetos egipcios encontrados, Evans pudo datar los restos de los distintos palacios, entre el 3.400 y el 1.200 a. C., distinguiendo tres periodos: Mionico Antiguo, medio y reciente.
Las investigaciones sugieren que a principios del segundo milenio antes de Cristo se produjo en la isla un proceso de concentración de la riqueza y el poder en unas pocas manos, que hace que surjan, los denominados palacios cretenses, que no tienen paralelos en ese momento en otros lugares de la Grecia continental. Estamos en lo que Evans denominó Minoico Medio, o etapa de los "Primeros Palacios" (entre los años 2000 y el 1700 a.C.). Se han encontrado restos en Cnossos, Faistos, Mallia o Hagia Triada, que nos hablan del esplendor que esos primeros palacios llegaron a alcanzar. Destruidos en torno al 1.700 a. C. por un terremoto, pronto fueron reconstruidos aún con mayor esplendor.
Estaban formados por un conjunto irregular de edificios que se levantaban sobre un sistema de terrazas, a distintos niveles, construidos en torno a un gran patio central, de forma rectangular y generalmente porticado. Tenían varias plantas con habitaciones de uso doméstico, talleres y almacenes, todo ello unido por multitud de corredores, pasillos y escaleras. Para la iluminación y ventilación a las habitaciones había pozos de luz distribuidos de forma irregular. No estaban amurallados, lo que hizo pensar a los investigadores en una sociedad pacífica basada en el comercio, la llamada “talasocracia cretense”.
En el palacio residía el Señor y su séquito, ejerciendo funciones administrativas y religiosas. Se piensa que era en su patio central donde se realizaban los juegos rituales de tauromaquia, en los que jóvenes acróbatas llevaban a cabo peligrosos saltos burlando las afiladas defensas del animal. Se nos escapa la simbología de este arriesgado ejercicio, aunque, sin duda, tenía un significado de tipo religioso. Destaca por su espectacularidad el Palacio de Cnossos, aunque, no consta que fuese realmente más importante que los demás. Es famoso por sus frescos, llenos de colorido que hacen pensar en una vida placentera y agradable, y por el llamado, salón del trono. El elevado número de habitaciones, patios y pasillos hizo creer a los griegos que se trataba del auténtico “laberinto” donde según la leyenda, el rey Minos tenía escondido al mítico Minotauro. Mitad toro, mitad hombre, éste devoraba a los jóvenes enviados desde Grecia como tributo hasta que Teseo lo mató, con la ayuda de Ariadna que le ayudaría a salir del laberinto…
Mito o realidad, lo cierto es que en torno al 1.350 a C. desaparecieron de forma repentina y definitivamente los palacios cretenses. Algunas hipótesis relacionan este final con la explosión del volcán de la isla de Tera, situada unos 100 Km al norte y que provocó un tsunami devastador que afectó a toda la región. (El hundimiento de parte de la isla es para muchos el origen del mito de la Atlántida). Posteriormente los griegos de Micenas invadieron la región y acabaron con lo que quedó de los palacios cretenses. ¿Sucedió realmente así?, no lo sabemos. Lo que sí es cierto, es que los terremotos eran habituales en Creta y ya habían destruido otras veces los palacios y los santuarios cretenses. Así parece demostrarlo uno de los últimos descubrimientos en Creta. Antes de ese desastre, en la primera mitad del siglo XVII a.C., otro fuerte temblor de tierra, causó la destrucción de un pequeño templo situado cerca de Cnosos, en Anemospilia. Cuando los arqueólogos excavaron en ese lugar en 1979 se encontraron con una sorpresa que rompía los esquemas mentales sobre la dulzura de la civilización minoica. En palabras de su descubridor: "lo sorprendente fue el hallazgo de restos de varios seres humanos, uno de ellos, un adolescente que había sido sacrificado con un cuchillo de bronce; sobre todos ellos, se derrumbó el techo, cuando un seísmo, los sorprendió en medio de la ceremonia de sacrificio...". "El templo de Anemospilia descubre una faceta nueva sobre Creta, común en las civilizaciones antiguas. En situaciones excepcionales, para calmar la cólera de los dioses, o para remediar grandes males, no era extraño acudir a decisiones drásticas como los sacrificios humanos. Recuérdense, a título de ejemplos, el sacrificio de Isaac de la Biblia, o el de Ifigenia, la hija de Agamenón, forzado para obtener los vientos favorables que permitieran a los griegos navegar hacia Troya".
¿No es apasionante? Las excavaciones en Creta aún continúan, y aun quedan muchos enigmas por resolver, empezando por el de la propia escritura cretense, el lineal A que aún no ha sido descifrada, ¿quién sabe qué nuevos descubrimientos nos deparará el futuro? Como siempre aquí estaremos para contároslo…
Fuentes:
http://perso.wanadoo.es/historiaweb/antiqva/creta/index_creta.htm
http://www.portalplanetasedna.com.ar/creta.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Civilizaci%C3%B3n_minoica


Elena Toribio

No hay comentarios: