jueves, 6 de octubre de 2011

"Recuerdos de Noruega": un pequeño relato de un alumno de 3º ESO A



Mientras el avión con destino a Oslo, estaba sobrevolando aquella neblina, que aquel día se había expandido por todo el cielo de Londres, Nerea tenía los cascos puestos…. Su grupo favorito, los “Time stopped”, conseguían relajarle mientras viajaba en avión.
Esta joven bióloga, veterinaria y famosa investigadora, cuyos famosos casos la habían catapultado a la fama en Londres, se encaminaba a una importante misión en compañía de Hugo, con quien trabajaba desde hacía bastante tiempo.
Cuando llegaron al aeropuerto noruego no tardaron demasiado en coger el tren que les llevaría a Narvik, donde unos científicos marinos habían divisado un oso polar muy mal herido. HE AQUÍ LA MISIÓN: sanar a un ejemplar muy mal herido de una de las especies actualmente en peligro de extinción. (Como ya sabréis, los osos polares son muy fieros, y por esto era necesaria la ayuda de un experto)
Al llegar a Narvik no tardaron mucho en localizar el lugar que le habían descrito: un faro ya viejo y desgastado por los años frente a una casa de madera, que a juicio de Nerea tendría los mismos años que el faro.
En la puerta de la casa les esperaban los científicos Elsa y Julio. No tardaron en dejar todo el equipaje, puesto que tenían muchas ganas de ver al oso en cuestión. Este se encontraba en la orilla de la playa, lugar a donde Elsa y Julio se acercaban con precaución todos los días para llevarle algo de comida.
Al verlo, Nerea comprobó las lesiones: la pata trasera izquierda rota y grandes heridas infectadas por todo el cuerpo que ponían en serio peligro su vida.
NO ERA UNA MISIÓN FÁCIL: ¿Cómo iba a acercarse a este pequeño oso polar de hermosos y brillantes ojos azules que le miraba con recelo? La única solución era sedarlo y acercarse poco a poco, hasta ganarse su confianza.
La tarea en cuestión era peliaguda, pero Nerea consiguió acercarse a él. La cura duró varios días, y durante este tiempo Nerea consiguió ganarse su confianza y fue conociendo al animal al mismo tiempo que lo sanaba. Cuando sus heridas ya estaban cicatrizadas y no cojeaba, comprendió que había que llevarlo a su hogar, el Polo Norte.
Nerea decidió contarles a los científicos que debían llevar al oso de vuelta al Polo Norte. Ella tenía la entrada al faro – que era el despacho donde trabajaban los científicos- totalmente prohibida, pero como en estos salían muy poco de allí y Nerea no tenía otro momento para contárselo, decidió que era un caso especial y no les importaría.
Todo estaba vacío cuando Nerea entró en el faro. Encima de una gran mesa sobre la que los científicos habían depositado todos sus útiles de trabajo distribuidos en cajas, había una carpeta roja bastante extraña que llamó su atención. Su curiosidad fue superior a su prudencia, y no pudo evitar abrirla. SORPRESA: En el dossier había unas fotos donde se veían a los científicos con Hugo en muchos rincones del mundo.
-Pero... ¿Hugo? ¿Es él? ¿Nunca me había contado que conocía a los científicos?
El latido del corazón de Nerea iba en aumento mientras uno por uno leía los papeles que estaban en esa carpeta: "venta ilegal de pieles de osos", "lugares que faltan con osos polares"..... Estos eran algunos de los subtítulos de aquellos papeles cuyo título inicial era siempre el mismo: "Proyecto norte".
Todo ocurrió muy rápido.
Mientras Nerea salía de aquel faro, como alma que lleva el diablo, iba dándole vueltas a su cabeza por todo lo que acababa de ver. No llegaba a entender la vinculación de Hugo con los científicos, no comprendía el silencio y era incapaz de imaginarse lo que estaba a punto de ocurrir.
-Nerea, ¿a dónde vas? ¿Acaso piensas irte?- la voz inconfundible de Hugo sosteniendo una pistola en la mano retumbó en la cabeza de Nerea.
-Pero Hugo... ¿tú? Nunca pensé que fueras así.
-Pues créetelo Nerea, te he engañado todo este tiempo. Solo te queríamos para que cuidaras al oso hasta que llegara el momento de poder matarlo, y mira por donde ese momento ha llegado.
-Ya te lo advertimos Nerea, nunca debiste entrar en el faro. Ahora no tendremos más remedio que liquidarte- dijo Hugo mientras Elsa se colocaba a la espalda de Nerea y Julio, al lado de Hugo.
Todo ocurrió muy rápido: en una milésima de segundo, mientras la bala disparada de la pistola de Hugo se disponía a llegar al corazón de Nerea, el pequeño oso polar se cruzó delante de esta tapándola con su imponente lomo. La bala se incrustó en el corazón del oso y este cayó muerto al suelo de manera inmediata. Su hermoso pelaje blanco se tiñó de rojo y su mirada azul brillante se marchitó.
Por un momento cundió el desconcierto.
-Esto no ha terminado. ¡Mátala Hugo, lo sabe todo, mátala!- la voz de Elsa cruzó el lugar.
Un grito desgarrador salió de las entrañas de Nerea. La segunda bala le atravesó mortalmente. Aquí acababa su misión, por desgracia lo último que vería sería al pobre oso muerto y el gélido mar de Noruega que bañaba las proximidades del Faro….
- ¿Cómo había podido ocurrirle esta desgracia?...¡Dios mío, ojalá la policía haya escuchado mi llamada de socorro desde el móvil de Elsa cuando salí corriendo del Faro! Tal vez no estaba todo perdido todavía- pensó.


Ismael Ruiz González (3º ESO A)

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