Prácticamente al mismo tiempo que nuestros alumnos escribían sus cartas de amor y amistad y las introducían, con una mezcla de ilusión y nerviosismo, en el vistoso buzón rojo de la biblioteca… mientras, los mas primorosos utilizaban sus mejores rotuladores y bolígrafos como pacíficas armas con las que plasmar su amor y cariño hacia los/las compañeros/as, se celebraba el 12 de febrero el Día internacional contra el uso de niños soldado, una de las más crueles y atroces realidades con las que tenemos que convivir en este mundo repleto de injustos contrastes.
En todo el mundo, más de medio millón de niños menores de 18 años han sido reclutados en las fuerzas armadas del Estado o en una amplia variedad de grupos armados en más de 85 países. En cualquier momento, más de 300.000 niños están combatiendo activamente como soldados.
Reclutados o secuestrados (en la escuela, en la calle o en su casa) para obligarlos a unirse a los ejércitos, muchos de estos niños, algunos de ellos de ni tan siquiera 10 años de edad, han presenciado o han participado en actos de una violencia inimaginable, en muchos casos contra sus propias familias o pueblos. Estos niños están expuestos a graves peligros y atroces sufrimientos, tanto físicos como psicológicos. Resulta fácil manipularlos y alentarlos a cometer actos terribles, que con frecuencia ni siquiera son capaces de comprender. En el caso de las niñas, se espera que, además de combatir, proporcionen servicios sexuales.
A menudo se asignan a los niños soldados las misiones más peligrosas y se los obliga a realizar trabajos forzosos (portar municiones, colocar o quitar minas antipersonas, buscar la comida, espiar etc.) y son habitualmente víctimas de homicidios, palizas, drogadicción obligada y otras formas de tortura o malos tratos. Los que sobreviven luchan por superar las secuelas que les ha causado su experiencia, tardando en ocasiones años en lograr su plena rehabilitación y reintegración en la sociedad.
Pese a la aprobación en 2002 del “Tratado contra el reclutamiento y uso de menores de 18 años en conflictos armados”, suscrito por 126 países, miles de niños son utilizados actualmente en conflictos armados en muchos países, algunos de ellos firmantes.
En todo el mundo, más de medio millón de niños menores de 18 años han sido reclutados en las fuerzas armadas del Estado o en una amplia variedad de grupos armados en más de 85 países. En cualquier momento, más de 300.000 niños están combatiendo activamente como soldados.
Reclutados o secuestrados (en la escuela, en la calle o en su casa) para obligarlos a unirse a los ejércitos, muchos de estos niños, algunos de ellos de ni tan siquiera 10 años de edad, han presenciado o han participado en actos de una violencia inimaginable, en muchos casos contra sus propias familias o pueblos. Estos niños están expuestos a graves peligros y atroces sufrimientos, tanto físicos como psicológicos. Resulta fácil manipularlos y alentarlos a cometer actos terribles, que con frecuencia ni siquiera son capaces de comprender. En el caso de las niñas, se espera que, además de combatir, proporcionen servicios sexuales.
A menudo se asignan a los niños soldados las misiones más peligrosas y se los obliga a realizar trabajos forzosos (portar municiones, colocar o quitar minas antipersonas, buscar la comida, espiar etc.) y son habitualmente víctimas de homicidios, palizas, drogadicción obligada y otras formas de tortura o malos tratos. Los que sobreviven luchan por superar las secuelas que les ha causado su experiencia, tardando en ocasiones años en lograr su plena rehabilitación y reintegración en la sociedad.
Pese a la aprobación en 2002 del “Tratado contra el reclutamiento y uso de menores de 18 años en conflictos armados”, suscrito por 126 países, miles de niños son utilizados actualmente en conflictos armados en muchos países, algunos de ellos firmantes.
Ante esta realidad tan dura y descarnada nos podemos preguntar ¿por qué más de la mitad de nuestros alumnos no quieren estudiar?. ¿Por qué esa actitud pasiva, violenta, desconsiderada y prepotente?. ¿Por qué algunos se creen con el derecho de privar del derecho a la educación a otros compañeros?. ¿Por qué boicotean y hacen imposible el trabajo del profesorado?. ¿Por qué se pone en entredicho la autoridad del que la tiene? Nuestra vida de país rico también tiene sus zonas oscuras... Ojalá que alguno recapacite y se dé cuenta de la fortuna que tienen de haber nacido en el Primer Mundo. El 80 % de la población mundial no ha tenido esa suerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario