viernes, 19 de marzo de 2010

Donde habite el olvido


Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.

En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.

Allá donde termine este afán que exije su dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.

Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.

Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.


Y ahora sí, con este excepcional poema, perteneciente al libro "Donde habite el olvido" (1932-1933) del poeta sevillano de la Generación del 27, Luis Cernuda, damos por finalizada la semana dedicada al Día Mundial de la Poesía. Acompaña a este texto cernudiano, en el que se manifiesta la desesperación por la pérdida del amor, y una aptitud de negación hacia este sentimiento, en el que sólo es posible el "recuerdo de un olvido", una foto de Ana Retamero, de gran belleza, titulada "No me olvides".

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