viernes, 7 de marzo de 2014

Niños explotados.

           
Es tal la magnitud de algunas cifras que simplemente resulta imposible hacerse una idea real de lo que representan. Hay 215 millones de niños que trabajan en el mundo, el 61% en países asiáticos. De todos ellos, unos 115 millones lo hacen en trabajos que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera peligrosos.

            Como esas magnitudes producen vértigo y terminan por quedar reducidas tan solo a una inquietante abstracción, quizá resulte más eficaz fijar la atención en algunos casos concretos. Es lo que hacía un reportaje publicado ayer en estas páginas y firmado en Dacca. La capital de Bangladesh tiene 11 millones de habitantes y es una de las ciudades más pobladas del mundo; los rascacielos van tomando cada vez mayor protagonismo como parte de su paisaje y hay tantos atascos que los coches son también allí una de las maldiciones de la vida moderna. Pues bien, en sus calles, en los basureros de la periferia y en las fábricas de sus polígonos industriales, muchos jovenzuelos se afanan horas y horas para ganar unos sueldos miserables. Ninguno de los citados en el reportaje gana más de un tercio del salario mínimo del país asiático, 1.300 takas, es decir, 13 euros.

            La OIT habla de trabajos peligrosos para los niños cuando se trata de ocupaciones que: a) les impiden acceder a la educación y a un pleno desarrollo, b) ponen en peligro su bienestar físico, mental o moral, y c) son pura y dura esclavitud, como cuando son reclutados en conflictos armados, explotados sexualmente o empujados a ejercer actividades ilícitas.

            Rasel tiene ocho años y empuja una carretilla para transportar ladrillos. Mobarak, de 12, maneja una peligrosa prensa en una fábrica. Shanta está en una empresa de válvulas y antes de cumplir los nueve perdió un tercio de un dedo y se le deformó otro. Ashik, de ocho años, rebusca cosas de valor en un vertedero. Mohamad, con 10, pasa la mayor parte del tiempo en un taller textil. Mina se levanta a las seis y se acuesta a la una: es empleada doméstica a los 10 años y debe celebrar no haber sufrido ningún abuso sexual. Viendo sus miradas inocentes se entiende lo que les cuesta vivir. Y son una ínfima porción de esos 115 millones: solo para hacerse una idea.

El País, 24/01/2012
PAU de Comentario de Texto en Andalucía en el curso 2012-2013 

En el presente artículo realizamos el Tema, el Resumen y la Estructura del editorial "Niños explotados". Así mismo, orientamos a los alumnos sobre cómo pueden afrontar el comentario crítico.

Tema.

La otra realidad de la infancia en el Tercer Mundo.

Resumen.

Según la OIT 115 millones de niños en el mundo ponen en riesgo sus vidas realizando trabajos peligrosos, cien millones más trabajan de manera general, no tienen acceso a la educación, no se desarrollan como niños, están expuestos a abusos sexuales y viven en condiciones de absoluta esclavitud, sobre todo en los países asiáticos en donde se constata el 61 % de estos casos.  

Estructura.

Desde el punto de vista de la organización de las ideas, la estructura de este texto expositivo-argumentativo es claramente deductiva, pues la tesis aparece en el primer párrafo:   “Hay 215 millones de niños que trabajan en el mundo, el 61% en países asiáticos. De todos ellos, unos 115 millones lo hacen en trabajos que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera peligrosos”. Hay que destacar en la tesis la referencia a la OIT que se presenta como argumento de autoridad irrefutable.

Seguidamente aparece el cuerpo argumentativo, que en este caso sirve más para  constatar la tesis expuesta que  para convencer  al lector, puesto que con los datos aportados es imposible que la idea principal sea refutada. Así pues, el editorialista utiliza seis argumentos de ejemplificación que tienen nombre propio, pues nos habla de seis niños explotados (Rasel, Mobarak, Shanta, Ashik, Mohamad y Mina) que viven en la capital de Bangladesh y que son un botón de muestra de esta vulneración de los derechos de la infancia. Se cierra  el texto con una conclusión, en la que se recuerda de nuevo la terrible cifra de los 115 millones de niños  que realizan trabajos peligrosos en el mundo, y en la que se apela a los sentimientos de los lectores: Viendo sus miradas inocentes se entiende lo que les cuesta vivir”.

Sugerencias para afrontar el comentario crítico de texto.

A la hora de realizar el comentario crítico de este texto debéis partir como siempre de la tesis que defiende o expone el autor, para posicionaros a favor o en contra, o bien para hacer concesiones a la tesis expuesta. Pero en este caso, como la tesis es irrefutable y parte de un hecho dramático y desgraciadamente confirmado por las cifras que se aportan, os recomendamos que vinculéis la sangrante realidad del trabajo infantil, que es el objeto de este editorial, con otras situaciones que violen los derechos del niño y que por desgracia en pleno siglo XXI se siguen  produciendo: los niños soldados, la trata de niños, la violencia doméstica, la prostitución infantil, la mutilación genital femenina, la situación de los niños en los campos de refugiados, la extrema pobreza o la privación del derecho a la educación.

Recomendamos la lectura de la Declaración de los derechos del niño aprobada por la ONU en 1959.

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