lunes, 16 de diciembre de 2013

Cuando el autobús se convierte en un lujo.

Concha Caballero
"Me llama una alumna de mi instituto. Acaba de terminar el bachillerato con matrícula de honor y ha obtenido unas notas de selectividad que le permiten escoger la carrera que deseaba. Me dice que se ha matriculado en la UNED, la Universidad a Distancia, y le pregunto extrañada por qué.
—Me hubiera gustado conocer el ambiente universitario pero no va a poder ser.
Me explica que su padre y su madre están en paro. Han estado haciendo cálculos y no pueden pagar los ciento y pico euros mensuales que suponen el desplazamiento diario desde Coria del Río a la Universidad Pablo Olavide. Le contesto que no se preocupe, que estoy segura de que le concederán la beca que ha solicitado, que si no se la conceden a ella con su magnífico expediente y su situación familiar, no habrá becas para nadie.
—Ya lo sé —me contesta— pero el problema es que las becas no empiezan a pagarlas hasta febrero o marzo y no podemos adelantar ese dinero.
Le digo que hay algunos fondos para esas situaciones. Me dice que ya ha preguntado y que están saturados. Me ve tan afectada que es ella la que se dedica a animarme.
—No te preocupes. Es solo una racha de mala suerte. El año que viene será distinto. Ya verás.
A los dos días me encuentro en la puerta del instituto a una pareja de jóvenes estudiantes que terminaron también el curso pasado con estupendas calificaciones y una inesperada historia de amor. Los hacía en la Universidad pero me dicen que han venido a matricularse en el único ciclo superior de formación profesional que existe en la localidad, el de Informática. Algo totalmente ajeno a sus aspiraciones y a la orientación de sus estudios. Me cuentan exactamente la misma historia. Los pocos kilómetros que separan este pueblo de la ciudad de Sevilla se han convertido en un foso insuperable. El pago de las becas se produce con retraso y eso les obliga a adelantar un dinero que no poseen. Siento una profunda rabia.
—No pasa nada. De verdad —me dice él con más convencimiento que ella—. No vamos a perder el año. Vamos a buscar algún trabajillo y ahorrar para poder empezar la carrera el próximo curso.
Los kilómetros que los separan de Sevilla son ahora un foso insuperable
Frente a los cristales de secretaría está la madre de uno de los alumnos del centro. Tanto ella como su marido están parados desde hace más de tres años. Les pregunto si ha mejorado la situación.
—Bueno… vamos tirando. Tenemos la suerte de tener la casa pagada y mi padre se hace cargo de los gastos extras, que si unos zapatos, una equipación… nos arreglamos con muy poco.
—¡Ojalá las cosas mejoren! —le digo sin mucha convicción—.
—¡De verdad! Todos los días cuando me levanto me acuerdo de los que no tiene nada, asegura.
Me hace sonreír el optimismo histórico que nos permite sobrevivir y esa compasión que quita peso a las penas propias.
En la sala de profesores discutimos las actividades extraescolares para este curso. Mejor dicho podamos, recortamos, escatimamos las que se solían hacer en años pasados. Recordamos con humor cuándo proponían ir a Cancún o a la Riviera Maya. Ahora ir a Granada ya es un lujo y las actividades son muy modestas: visitar algún museo de Sevilla, asistir a una función de teatro o participar en la feria del libro.
elcorreoweb.es
—Aún así habrá alumnos que no podrán pagar el billete del autobús —nos advierte alguna compañera—.
Antes Sevilla estaba muy cerca, ahora muy lejos. El modesto autobús al que apenas prestábamos atención juega ahora un papel determinante en cientos de vidas. Nunca pensé que subir a un autobús o a un vagón del metro llegase a ser un problema. Era el dinero menudo que volaba de nuestros bolsillos sin saber cómo. El mismo que hoy se cuenta, se mide, se planifica.
Camino de casa observo a los viajeros que esperan en la marquesina con cara de indiferencia. Desde luego no son privilegiados. Como siempre, el conductor ha ocupado buena parte de la calzada e interrumpe el tráfico hasta que embarcan todos los viajeros. El vehículo va casi vacío. No sabe que se ha convertido en un nuevo símbolo de la escasez. El puto autobús".
Concha Caballero, "El puto autobús", El País Andalucía, 27/09/13

Retomamos un año más la práctica del comentario crítico en el blog con el objeto de que los alumnos de 2º de BTO plasmen sus opiniones a partir de un texto trabajado en clase. En este primer ejercicio del presente curso escolar (2013-2014), hemos seleccionado el artículo "El puto autobús" de Concha Caballero, profesora de Lengua Castellana y Literatura en el IES Rodrigo Caro de Coria del Río, colaboradora en distintos medios de comunicación como el diario  El País Andalucía, La ventana en la cadena SER o en el programa Buenos días de Canal Sur Televisión.
Llegué a este texto casualmente cuando escuchaba en el coche  "La ventana" de  Carles Francino.  De inmediato me atrapó el tema y me sentí completamente identificada con la opinión de la autora por dos razones: las dos somos profesoras de instituto e impartimos clase en un pueblo pequeño en donde nuestros alumnos inevitablemente tendrán que desplazarse en coche, en tren o en autobús para ir a la Facultad.   
Es lamentable cómo en estos tiempos de crisis y de draconianos recortes en Educación un simple autobús, un medio de transporte al que antes no echábamos cuenta porque todo el mundo tenía acceso a él sin problema, puede convertirse hoy en día en un artículo de lujo para muchas familias, cercenando el futuro universitario de nuestros alumnos.
Fuentes consultadas:

2 comentarios:

Elena Bellido dijo...

¿Cómo es posible que un billete de autobús no te permita acceder a tu futuro?

Pues sí, como bien nos cuenta Concha Caballero en su artículo “El Puto autobús”, muchísimos alumnos con notas excelentes y con ganas de empezar su vida universitaria se ven obligados a dejarla a un lado o a matricularse en Ciclos Formativos de Grado Superior, que están en su localidad y que por tanto no exigen desplazamiento porque sus familias no tienen dinero para costear el transporte a la Facultad a lo largo del curso.

Así pues, el autobús –que antes era un medio de transporte de lo más normal y en el que nadie reparaba porque todo el mundo se lo podía permitir- juega ahora un papel determinante en la vida actual de muchos universitarios debido a la crisis y los recortes en la política de becas.

Desde luego, no es una buena época para que los estudiantes que estamos a punto de finalizar 2º de Bachillerato seamos optimistas, porque yo –que vivo en un pueblo pequeño como en que da clases Concha Caballero- no me imagino cómo podría sentirme con mi curso aprobado, con mi Selectividad superada y con nota suficiente para ingresar en la carrera con la que sueño, si me viera en la situación de los alumnos de esta profesora.

A pesar de todo ello, creo firmemente que debemos seguir luchando por nuestro futuro, sin perder la esperanza con el fin de formarnos cada día más porque como bien dice mi abuelo: “El pueblo con cultura es la sepultura para el gobierno”.

Elena Bellido Guillén (2º de BTO B)

Diana dijo...

El texto de Concha Caballero sobre los cambios provocados por los recortes empleados en educación, me hace reflexionar y pensar, que todo lo que menciona es una pura y triste verdad, pues todos los recortes que se están aplicando es España en el ámbito educativo están generando gran malestar entre los estudiantes, los profesores y los padres. Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, cada vez somos más los afectados por esta terrible política de recortes.

Es por todo ello que el futuro de los estudiantes se está poniendo en peligro ya que todas estas reformas y recortes conducen a que muchos estudiantes se encuentren sin expectativas de futuro a corto y medio plazo. Por consiguiente, algunos jóvenes empiezan a rendirse y a pensar que de nada sirve su esfuerzo si no hay una salida viable y recursos económicos que los apoyen.

En este sentido la actual política del Gobierno al reducir aún más las becas y al aumentar los requisitos para conseguirlas no hace más que hundir a los estudiantes de las clases medias, permitiendo que solo puedan permitirse los estudios universitarios aquellos que estén mejor económicamente. Sin embargo, la clase política sigue igual y sus sueldos también: es curioso, ¿verdad?

El problema más grave es que los políticos nos venden humo. Nos cuentan y nos convencen de cosas que no son: se supone que luchan por la escuela y por las universidades públicas, por los derechos de los estudiantes, pero seguro que más de uno tiene a sus hijos en colegios y universidades privadas. Así es muy fácil aplicar reformas tan terribles.

Con todo esto quiero dejar claro que no podemos permitir que nos quiten nuestro derecho a una educación pública de calidad, mientras que la clase política sigue igual y los ricos de nuestro país son cada vez más ricos y los que pertenecemos a la clase media cada vez más pobres.

En definitiva, lo más importante es que no podemos aceptar que nuestro futuro se nos vaya de las manos, porque es nuestro y de nadie más. Somos nosotros los que tenemos que luchar para salir de esta crisis y somos nosotros los que debemos evitar que nuestras vidas sean destruidas por la existencia de un mal Gobierno.

Diana Benítez Dorado (2º de BTO B)