En el programa de hoy jueves vamos a hablar de la hidroterapia en la antigua Roma y de la labor que cumplían las termas en la sociedad de la época. Las termas no solo tenían una función higiénica, sino que también servían para hacer gimnasia en la “palaestra” y para fomentar las relaciones sociales y culturales. Podían disponer de bibliotecas, tabernas o tiendas en donde vendían bebida y comida, y de una cuidada decoración a base de frescos, mosaicos y esculturas.
El
uso de las termas se generalizó en el mundo romano a partir del siglo I a. C.,
cuando se descubrió un sistema que permitía calentar y distribuir el aire
caliente gracias al ingeniero Cayo Sergio Orata.
Las sesiones de hidroterapia se iniciaban en el “caldarium”, la sala de baño caliente, equipada con el “alveus” (una especie de bañera en donde
se hacían baños de asiento o de inmersión), y con el “labrum”, una fuente de agua fresca. Después del baño de agua caliente se pasaba al “tepidarium”, que era la sala con agua tibia, en donde también se
podían recibir masajes. Finalmente se acababa la sesión con un baño de
inmersión en agua fría, el “frigidarium”.
También había una sala para baños de vapor, denominada “laconicum”. Los ciudadanos romanos llevaban a las termas todos los materiales
necesarios para su higiene, como aceites, estrígilos o lienzos para secarse,
los cuales quedaban al cuidado de sus esclavos en el vestíbulo o “apodyterium”.
Los hombres y mujeres no podían mezclarse, así pues o tenían termas
distintas o bien horarios diferentes (las mujeres por la mañana y los hombres
por la tarde).
Restos arqueológicos de las famosas Termas de Caracalla. |
Fue tal la importancia de las termas en el mundo romano que los
emperadores rivalizaban en la construcción de estos edificios con el objeto de
ganar el favor del pueblo. Así son famosas las termas de Nerón (65 d. C.), Tito
(81 d. C.), Domiciano (95 d. C.), Cómodo (185 d. C.), Caracalla (217 d.C.),
Diocleciano (305 d. C.) o Constantino (315 d. C.)
Termas romanas de Caldes de Montbui, Cataluña. |
El
papel social y medicinal de las termas se ha mantenido durante toda la historia
hasta nuestros días y su uso fue difundido por los romanos en todos los territorios del
Imperio. De
hecho, muchos de los enclaves termales romanos se siguen hoy en día explotando
como es el caso de las termas de Caldes de Montbui en Cataluña, el Balneario de
Alange en Badajoz o las de Arnedillo en la Rioja; y los “hammam” (baños árabes o baños turcos) y los
spas actuales, con sus diferencias obviamente, no son sino una prolongación de
la práctica de la hidroterapia romana.
Terminamos
el programa con una puntualización sobre los balnearios y termas: si las termas
públicas o privadas romanas normalmente utilizaban el agua corriente y un complejo sistema
para calentarlas; los balnearios, poseían aguas con cualidades curativas y no necesitaban el proceso de calentamiento, pues la misma tierra actuaba como “hypocaustum”,
de tal manera que el agua no perdía sus propiedades. A ello hay que unir la creencia
de los romanos en las divinidades que moraban los manantiales y que ayudaban también en los procesos curativos.
(cfr. Díez de Velasco, P.: Balnearios y dioses de las aguas
termales en Galicia romana, http://fradive.webs.ull.es/artic/balngalicia.pdf)
Actualmente
se han puesto muy de moda los “hammam”, los balnearios y los spas dentro de los
circuitos turísticos basados en la salud y el relax. Así que si queréis tener una
experiencia muy similar a la que tenían los romanos, ya sabéis acudid a uno de estos sitios y disfrutaréis de lo lindo.
Esperamos que os haya gustado la sección.
Hasta la semana que viene en la sección Carpe diem
Bibliografía.
Para los amantes de la historia dejo un estupendo artículo que he tenido la suerte de encontrar navegando por internet: Díez de Velasco, P.: Balnearios y dioses de las aguas termales en Galicia romana, http://fradive.webs.ull.es/artic/balngalicia.pdf
Pont
Gallego, Conxa; Pellicer Mor, Jose Luis; Marco Gasco, Rosario, (aut.): Manual de Latín de 4º
de ESO,
Santillana, 2008
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