En la recta final del programa de radio, entramos en el
tiempo de los clásicos, en el espacio
“Carpe diem”, que como sabéis está dedicado al mundo grecolatino. Si
la semana pasada nuestra sección se centró en la literatura y en los tópicos
literarios vinculados al mundo de la muerte, hoy cambiamos de tercio y vamos a
abordar un tema lingüístico que los alumnos de 4º de ESO B y D han ido viendo poco a poco en las clases de Latín: la pervivencia de esta lengua en múltiples expresiones. Y
es que a “grosso modo”, es decir, “a grandes rasgos”, el latín sigue latente y lo utilizamos a diario sin darnos cuenta.
¿Qué alumno de “motu propio” (por propia iniciativa) no ha participado al menos en una
actividad, no se ha aprendido un tema “ad litteram” (al pie de la letra), no ha escuchado continuamente en clase o en
los medios de comunicación las locuciones adverbiales “a priori” (con
anterioridad) o “a posteriori” (con posterioridad), o bien “ex professo” (a
propósito), no ha provocado un pequeño jaleo mientras el profesor explicaba en clase?. ¿Quién
no ha estado en una asamblea en donde era necesario que
hubiera “quórum” para que la decisión adoptada tuviera validez?
¿Quién
no ha tenido un “lapsus” o se ha quedado “in albis” (en blanco) en un examen,
ha sido pillado “in fraganti” por el profesor cuando intentaba sacar una
chuletilla, ha querido pasar “de incognito” ante una “persona non grata” o ha
presentado un trabajo “in extremis”, en el último momento y a toda carrera
después del “ultimátum” del profesor?
Y seguimos: ¿quién no ha escuchado alguna vez la famosa frase se Julio César “alea iacta est” (la suerte está echada) en boca de su maestro antes de un examen muy, muy difícil?. Del mismo modo, si nos paramos a pensar en el futuro universitario de nuestros alumnos, nos vienen a la cabeza términos como “aula magna”, “campus”, “numerus clausus” y la temida nota de corte, “conditio sine qua non” no pueden acceder a la carrera que desean.
Y seguimos: ¿quién no ha escuchado alguna vez la famosa frase se Julio César “alea iacta est” (la suerte está echada) en boca de su maestro antes de un examen muy, muy difícil?. Del mismo modo, si nos paramos a pensar en el futuro universitario de nuestros alumnos, nos vienen a la cabeza términos como “aula magna”, “campus”, “numerus clausus” y la temida nota de corte, “conditio sine qua non” no pueden acceder a la carrera que desean.
Efectivamente
el latín, como podréis comprobar, está presente continuamente en todos los
ámbitos. Si
pensamos por ejemplo, en los fines de semana: ¿quién no se ha visto envuelto en
un “mare magnum” durante una fiesta,
organizada por el “alma mater” de la pandilla, en la que había acudido “to quisqui” (del
latín “quisque”) y en la que alguno que otro ha terminado con un colocón del quince y en pleno “delirium tremens”?
¿Quién no ha dicho alguna vez cuando llueve a mares: ¡Dios mío, está cayendo la "intemerata!", aunque realmente este sustantivo de origen latino se emplea para indicar algo que ha llegado a lo sumo?
¿Quién no ha dicho alguna vez cuando llueve a mares: ¡Dios mío, está cayendo la "intemerata!", aunque realmente este sustantivo de origen latino se emplea para indicar algo que ha llegado a lo sumo?
Si
saltamos ahora al mundo de los medios de
comunicación, continuamente nos bombardean con temas económicos derivados de la
terrible crisis que padecemos, y así
dejamos atrás el “superávit” de la época de bienestar, nuestro “status”
social ha decrecido, estamos en pleno “déficit”, y la renta “per capita” desciende hasta el reino de Hades. Hoy más que nunca, necesitamos un buen “curriculum vitae” para poder
acceder a un simple puesto de trabajo.
Y siguiendo con los medios de comunicación, también son habituales las expresiones latinas “vox populi” en los programas del corazón cuando hacen referencia a la rumorología sobre algún famosillo de turno; el término “accésit” en los concursos literarios, científicos o artísticos que hace mención a la recompensa inferior al premio estipulado; o el término fecundación “in vitro”, que es aquella que se lleva a cabo de forma artificial.
Ahora nos ponemos un poco
lúgubres, porque el mundo que rodea la muerte también está lleno de expresiones
latinas. Recordemos el famoso “Réquiem” de Mozart, las elegías que se hacen “in
memoriam” del finado o el “Resquiescat in pace” (Descanse en paz) con el que
termina toda misa de difuntos. En
definitiva, el latín como podéis comprobar está presente mucho más de lo
creemos entre nosotros. “De facto” (de hecho), en literatura todos hemos oído
hablar del comienzo “in media res” (en mitad del asunto) del Cantar del Mío
Cid, del “alter ego” (el otro yo) de un escritor reflejado en el personaje
de una novela, de un estilo muy “sui generis” o muy especial cuando se hace
referencia a un escritor peculiar o del triste “planto” de Pleberio cuando
llora la muerte de su hija Melibea al final de La Celestina.
Nos despedimos ya con una expresión que hace poco pronunció un miembro de la clase política española, “He pasado el Rubicón”, para hacer alusión a que abandonaba su carrera política. Dicha expresión significa una decisión que se toma y que ya no tiene marcha atrás, y su origen se remonta a la decisión que tomó Julio César de traspasar el río Rubicón, el límite o la frontera entre Italia y la Galia Cisalpina. Este acto estaba totalmente condenado por el Senado Romano, por tanto cuando Julio César lo cruzó sabía perfectamente que esto desataría una guerra civil y que ya no había vuelta atrás.
Nos dejamos muchas expresiones en el tintero, pero el tiempo de radio es así. Hasta la semana que viene, y esperamos que os haya gustado la
sección de hoy.
“Post data”: agradecemos a Alfonso Romero su ayuda en la realización de esta actividad y a los alumnos de 4º de ESO B y D que han participado hoy estupendamente en esta sección radiofónica (Rocío Rodríguez, Alejandra Bellido, Claudia Arriaza, Natalia Sánchez, Antonio Marrufo, Elisabeth Barroso, Andrés Jesús Beato, Mª Carmen Romero y Elisabeth Rodríguez). También queremos dedicar la foto de los deportistas al PSCD del centro.
1 comentario:
Todo muy bien, salvo un error: no se dice DE MOTU PROPIO, sino, sin la preposición de y así: MOTU PROPRIO, con dos erres. Es la forma correcta, para usarlo en latín hablado y si se escribe, irá entrecomillado o en cursiva.
Publicar un comentario