Jueves de
Cine comienza hoy con el estreno “Crepúsculo:
Amanecer (2ª parte)”, oficialmente la última de la saga (por
ahora). Un dato para empezar: el pasado fin de semana, en su estreno en España,
ha batido todos los records de taquilla. En cuanto a su calidad, al menos está
mejor realizada que la anterior (que era muy floja). Con todos sus
protagonistas habituales, la película es menos pastelosa que la primera parte.
En palabras del crítico Joaquín R. Fernández (labutaca.com), “Por
suerte, la película no es tan melosa como su antecesora e incluso se puede ver
sin provocarnos sopor. Contentará a los seguidores de la saga y algunos de sus
pasajes entretendrán a los que no lo son. Fallidos efectos especiales”. En definitiva, recomendable para los
incondicionales de CREPÚSCULO, entretenidilla para los demás. Por cierto, os
recordamos que tenemos a vuestra disposición en la biblioteca del Instituto
varias de las novelas de la saga. Calificación: 5/10. No recomendada para menores de 12 años.
Nuestra
segunda propuesta de hoy es la película de ciencia-ficción y catástrofes
apocalípticas “FIN”. Me interesa hablaros de ella por dos motivos. En primer
lugar, porque este argumento (los protas son supervivientes en un mundo donde
los seres humanos se han extinguido repentinamente porque algo horrible, y
desconocido en principio, ha sucedido) ya ha sido tratado varias veces en el
cine, y tengo muy buen recuerdo de las versiones anteriores: recordaréis la
reciente “SOY LEYENDA” (2007), protagonizada por el eficiente Will Smith, con
sus impresionantes imágenes de un Nueva York desierto (de seres humanos); sin
embargo, no puedo olvidarme de “EL ÚTIMO HOMBRE VIVO” (1971), dirigida por
Boris Sagal y protagonizada por Charlton Heston, o de la original anterior italiana, “El
último hombre sobre la Tierra” (1964), todas
con guion basado en la inquietante novela “Soy Leyenda”, de Richard Matheson. En segundo lugar, porque se agradece
que la industria española explore de vez en cuando géneros en los que se
prodiga muy poco. En cuanto a FIN,
correctamente protagonizada (con una estupenda, como siempre, Maribel Verdú),
mantiene el interés aunque decae en algunos momentos. Sin embargo, es un digno
intento de ofrecer una nueva versión de este tema apocalíptico, con todas sus
connotaciones filosóficas. Calificación: 5/10.
El último hombre sobre la tierra, 1964 |
Como
siempre, continuamos con la sección dedicada a los grandes compositores de la
historia del cine; en esta ocasión, tenemos a John Williams, autor de una interminable lista de temas que seguro
os son conocidos. El recuerdo de películas como “Tiburón”, “Supermán”, “La
Guerra de las Galaxias”, “E.T., el extraterrestre”, “El imperio del sol”, “La
lista de Shindler” o “Salvar al soldado Ryan”, entre otras muchas, no sería el
mismo si no fuera por sus extraordinarios fondos musicales. Todas estas bandas
sonoras, entre otras muchas (más de 100), jalonan la carrera de este músico,
con cinco premios Óscar en su larguísima trayectoria profesional. Williams
nació en 1932 en EE.UU. y desde niño recibió la influencia de un padre inmerso
en el mundo del jazz (fue percusionista en un conocido quinteto); a los siete
años ya estudiaba piano y, de hecho, trabajó más tarde durante varios años como
pianista en varios clubes de Nueva York, tras realizar estudios musicales en la
Escuela Juilliard. Después, de orquestador con compositores como Bernard Herrmann, Morris
Stoloff, Adolph Deutsch, Miklós Rózsa, Alfred Newman y Franz Waxman. Antes de
convertirse en un reconocido compositor, también trabajó como pianista para Jerry Goldsmith,
Elmer Bernstein y Henry Mancini en la grabación de algunas de sus bandas
sonoras (por ejemplo, intervino en “Días
de vino y rosas” y en “Charada”).
Todo ello sin entrar en su faceta de director de orquesta (fue durante muchos
años el de la Boston Pops). Quizás ese impresionante recorrido explique en
parte su versatilidad para componer jazz, música para piano o sinfónica; se le
ha definido como “neorromántico”, en la línea de autores alemanes como Wagner o
Steiner. De hecho, como ocurría con estos últimos, uno de sus recursos más
característico es la utilización de un leit-motiv,
que suele aparecer en buena parte de sus obras, y termina siendo un elemento
consustancial a ciertos personajes u objetos característicos (¿quién no asocia
la “Marcha imperial” de “El Imperio
contraataca” con el villano galáctico Darth Vader?). Por todo ello, os
recomendamos recordar algunos de estos temas inolvidables de la música del cine
y, si tenéis algo más de tiempo, disfrutad en su integridad alguna de estas
preciosas bandas sonoras.
Javier Tinoco
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