jueves, 8 de noviembre de 2012

Las Musas.

Apolo y las Musas, Maarten J. Van Heems

En este tercer programa que emitimos dedicado al mundo clásico los alumnos de 4º de ESO B Ainara Suárez, Alberto Jurado y Maimuna Ahmed nos han hablado de la figura de las Musas, las protectoras las artes y de las ciencias. 

Según la tradición griega más antigua, las musas eran divinidades que alegraban con sus cánticos a los dioses del Olimpo, su padre era Zeus y su madre era la titánide Mnemosine, la personificación de la memoria, hija a su vez de Urano y de Gea. 

Las musas vivían en el monte Helicón o Parnaso, junto al oráculo de Delfos, y estaban protegidas por el dios Apolo. Cada una de las nueve musas simbolizaba una de las artes o bien uno de los placeres humanos, siendo su función no solo deleitar a los dioses, sino también aconsejar a los reyes mortales.

  • Clío, “la que hace célebre” era la musa de la historia. Su atributo era un pergamino abierto
  • Euterpe, “la que alegra”, era la musa de la música o de la aulética, es decir, el arte de tocar el aulos. Dicho instrumento era un tipo de flauta y el atributo que la representaba.
  • Talía, “la festiva”, era la musa de la comedia. Su atributo era máscara cósmica.
  • Melpómene, “la cantante”, era la musa de la tragedia. Su atributo eran los coturnos, del latín cothurnus y del griego κόθορνος, que significa según el DRAE: “calzado de suela de corcho sumamente gruesa usado por los actores trágicos de la antigüedad grecorromana para parecer más altos”.
  • Terpsícore, “la que se deleita con la danza”, era la musa de la danza. Se la representa siempre bailando.
  • Erato, “la que suscita los deseos”, era la musa de la poesía lírica y amorosa. Su atributo era la lira.      Polimnia, “la rica en himnos”: la musa de los cantos sagrados o bien de la geometría. Se la representa siempre con gesto serio.
  • Urania, “la celeste”, era la musa de la astronomía. Su atributo era un compás.
  • Calíope, “la de la bella voz”, era era la musa más importante porque inspiraba la poesía épica (el género más elevado según los antiguos), y era también la que más aconsejaba a los reyes mortales. Sus atributos eran una tablilla y un estilete.    

"El poeta y las Musas", Gustavo Adolfo Bécquer.
Desde la antigüedad fue costumbre que filósofos y poetas se encomendaran a las Musas a través de la INVOCATIO. Ejemplo de ello podemos encontrarlo a lo largo de toda la historia de la literatura desde el comienzo de la Ilíada  en el que Homero pide a las Musas que cantaran la cólera de Aquiles, o de la Odisea en la que solicitó que cantaran las andanzas de Odiseo, pasando  por la Eneida de Virgilio, la Divina comedia de Dante, El paraíso perdido de Milton o la Fábula de Polifemo y Galatea de Luis de Góngora. 


Detalle de la fuente Castalia perteneciente al cuadro El Parnaso de Nicolas Poussin.
Un último apunte: las Musas tuvieron una gran repercusión en la literatura y arte posterior, de ahí que se estableciera el culto a las Musas en sus lugares preferidos: el monte Helicón  y la fuente Castalia en Delfos. Sobre la fuente Castalia, hay que decir que su nombre viene de la ninfa Castalia, quien se zambulló en ella al huir del dios Apolo que quería poseerla. Desde ese momento, la fuente adquirió un valor sagrado, pues sus aguas podían otorgar el don de la inspiración poética a los que las bebían o escuchaban su suave sonido.


Narciso bebiendo de la fuente Castalia, perteneciente al cuadro Narciso y Eco de J. Waterhouse. 
Nos despedimos con una referencia a la canción de J. Manuel Serrat, No hago otra cosa que pensar en ti, en donde el cantautor catalán se lamenta porque las musas se han ido de vacaciones y no le inspiran para componer un tema.

Hasta la semana que viene con más temas del mundo clásico en la sección “Carpe diem”.
Y que las Musas os inspiren.

Las Musas Urania y Calíope de Simón Vouet.

Bibliografía.
1.    Pont Gallego, Conxa; Pellicer Mor, Jose Luis; Marco Gasco, Rosario, (aut.): Manual de Latín de 4º de ESO, Santillana, 2008
3.    Parisi, Melania: La mitología clásica. Dioses y héroes griegos y romanos, Madrid, Editex,  2001, pp. 18 y 19.

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