jueves, 20 de junio de 2019

"Clara Campoamor, la mujer olvidada". Una interesante aproximación a la historia del sufragio femenino en España.






Clara Campoamor ha sido la protagonista del último programa de la sección Jueves de Cine de la Radio Escolar del IES Laguna de Tollón, correspondiente a la temporada 2018/19. Y ello a partir del telefilme producido en 2011 bajo el título “Clara Campoamor, la mujer olvidada”, dirigido por Laura Maña y protagonizado por Elvira Mínguez en el papel de la política republicana española. Esta obra cinematográfica realiza una adaptación del libro “La mujer olvidada. Clara Campoamor y su lucha por el voto femenino”, del periodista Isaías Lafuente.

Nos situamos, por tanto, en un momento crucial de la historia de la España del siglo XX. Recién proclamada la II República, se han convocado elecciones a Cortes Constituyentes para definir los grandes pilares que deberán vertebrar el nuevo régimen. Curiosamente, estos comicios se llevarán a cabo mediante sufragio universal masculino, es decir, las mujeres siguen estando excluidas del proceso de las grandes decisiones políticas del país… O no. Ya que, sin embargo, se les reconocerá el derecho a presentarse como candidatas a ser diputadas. Y este va a ser el hecho clave que abrirá las puertas a que el derecho de sufragio femenino pueda ser defendido activamente en las Cortes de 1931. Dos mujeres fueron elegidas inicialmente: Victoria Kent y Clara Campoamor[1]. Sin embargo, lo que en principio parecía tener un significado más simbólico que otra cosa, se convirtió, gracias a la voluntad y al coraje de esta última, en la palanca que accionó el motor del cambio imprescindible para establecer en nuestro país las bases políticas de la igualdad plena entre mujeres y hombres.

Su formación jurídica y su actividad profesional como abogada en ejercicio con despacho propio (una de las primeras en España) le facilitaron recursos para poder defender activamente lo que por una profunda convicción consideraba de justicia básica: que la mujer fuera reconocida en las leyes en situación de plena  igualdad jurídica, como paso previo a la consecución de una efectiva igualdad social.

Hoy, afortunadamente, esto parece un aspecto tan evidente de cualquier sociedad democrática, que nuestro alumnado se sorprende cuando, en el contexto del estudio de esta época, se analizan cuáles eran las condiciones de absoluta desigualdad jurídica en las que vivía la mujer en la España de la época. De ahí que desde el Departamento de Geografía e Historia siempre hemos considerado esencial que, en el desarrollo de los contenidos de nuestras asignaturas, y especialmente de Historia de España de 2º de Bachillerato, ofreciéramos una amplia panorámica del debate parlamentario del sufragio femenino y del papel de Clara Campoamor, su protagonista. No solo por la importancia que desde un punto de vista político representa para la historia del constitucionalismo español, sino por todas las implicaciones sociales que se pueden extraer del episodio histórico y de los avatares que afectaron al personaje, incluyendo su exilio al comenzar la Guerra Civil española.


Así, la película que tomamos hoy como referencia, y a la que se puede acceder en RTVE a la carta (http://www.rtve.es/alacarta/videos/clara-campoamor-la-mujer-olvidada/clara-campoamor-mujer-olvidada/5285422/), realiza un cuidado recorrido por los momentos previos y, especialmente, reconstruye de manera sintética los mejores momentos del debate desarrollado en las Cortes de 1931  sobre el sufragio femenino. Estos momentos pertenecen, sin duda, a la lista de episodios estelares del parlamentarismo español.


Sin embargo, no sería justo limitar los méritos de Clara Campoamor a su papel protagonista en el debate parlamentario que condujo por primera vez en la historia de España al reconocimiento del derecho de voto a la mujer en condiciones de plena igualdad jurídica con el hombre. Cuando se profundiza en su recorrido vital, profesional y político, se constata que, sin duda, fue una activísima defensora del reconocimiento legal de la plena igualdad jurídica en todos los ámbitos: derechos civiles, sociales, etc. Así, como ejemplo, podemos citar su interés por el mundo de la educación y por abrir sus puertas de par en par a las mujeres.

Así, a propósito de un artículo escrito por Clara Campoamor en el año 1928 titulado “Mujeres de 30 países visitan España” (Estampa, nº37), recogido en el libro “Clara Campoamor. La revolución española vista por una republicana”[2], de Luis Español Bouché, resulta muy interesante analizar el panorama existente en España en relación al acceso a los estudios superiores. Dieciocho años antes de la publicación de este artículo fue aprobada una Real Orden del Ministerio de Instrucción Pública por la que se permitía por primera vez en nuestro país la matriculación de las alumnas en los diferentes estudios existentes. Se derogaba así la Real Orden de 11 de junio de 1888 que solo contemplaba que “las mujeres fueran admitidas a los estudios dependientes del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes como alumnas de Enseñanza privada, y que cuando alguna solicitara matrícula oficial –o sea pública- se consultara a la Superioridad para que esta resolviera según el caso y las circunstancias de la interesada”[3].  Con anterioridad a esta importante fecha muy pocas mujeres habían conseguido entrar en la universidad española y si lo había hecho, fue gracias a la obtención de permisos muy especiales o, por desgracia, fue gracias al engaño al tener que disfrazarse de hombre como le ocurrió a Concepción Arenal. Sin embargo a partir de este momento y en consonancia con lo que estaba ocurriendo en el resto de Europa y EEUU la mujer fue incorporándose poco a poco, aunque el camino no fue nada fácil.

En el citado artículo de Clara Campoamor que da pie a esta reflexión, la política  e ideóloga española refiere que desde el año 1919 la Federación Internacional de Mujeres Universitarias surgida a iniciativa de mujeres británicas y estadounidenses había crecido con el tiempo hasta llegar al número de treinta nacionalidades diferentes, entre las que se encontraba ya España y que a la fecha del citado artículo actuaba como anfitriona. Dicha Federación nació no solo con el ánimo de unir a todas las mujeres universitarias del mundo en la lucha por la igualdad de derechos en un ámbito dominado tradicionalmente por los hombres, sino también para que se reconocieran  socialmente sus titulaciones igual de válidas que la de los hombres.

Un año después del nacimiento de esta entidad, surgió en España una asociación similar, la Juventud Universitaria Femenina[4] (JUF), movida igualmente por los mismos principios y heredera de la Institución Libre de Enseñanza, de la constitución de la Residencia de Señoritas en 1915, del Instituto-Escuela en 1918 y del ambiente progresista que se vivía entre las integrantes del Lyceum Club Femenino. Formarían parte de este proyecto de renovación del panorama universitario intelectuales de la talla de María de Maeztu, Matilde Huici, Concepción Alexandre, Victoria Kent y por supuesto la misma Clara Campoamor entre otras mujeres insignes.

La JUF[5] realizó un trabajo encomiable en el proceso de integración de la mujer en la vida universitaria, de hecho si el 1910 eran veintiún mujeres las matriculadas en la universidad, diez años después eran trescientas cuarenta y cinco, de las cuales cien pertenecían a entidad creada por María de Maeztu y Clara Campoamor. El comienzo de la Guerra Civil en 1936 fue un duro mazazo para los logros que se habían conseguido, y no sería hasta el año 1953 cuando la asociación volvería a reaparecer, pero para aquel entonces el ideario de progreso y el espíritu del feminismo originarios quedaron atrás en el contexto de la dictadura franquista.   
  
Antes de terminar queremos invitaros también a que, si se ha despertado vuestro interés por la vida y obra de esta mujer excepcional, paséis por la biblioteca de nuestro centro, donde además de otras obras que os ayudarán a comprender el contexto histórico del personaje, podréis acceder al ensayo ya mencionado “La revolución española vista por una republicana”, que se encuentra disponible entre sus fondos. Se trata de una lectura muy recomendable para comprender mejor sus planteamientos políticos y su calidad literaria, y es imprescindible junto a su obra “El voto femenino y yo: mi pecado mortal”.

Creemos que, sin duda, Clara Campoamor ya no es una mujer olvidada. Como podemos ver, desde hace años se está realizando un notable esfuerzo por rescatar del olvido a la más importante figura del sufragismo femenino en España. Desde el Departamento de Geografía e Historia del IES Laguna de Tollón y desde el de Actividades Extraescolares hemos querido participar en esta tarea, aportando el pequeño granito de arena de recuperar su memoria en las aulas y ofrecerle un modesto homenaje en este programa de nuestra radio escolar, dirigido a toda la comunidad educativa.

Javier Tinoco Domínguez  y Rosa Mª Calderón Rodríguez



[1] Una tercera se incorporará más tarde al parlamento, Margarita Nelken, pero no a tiempo para participar en los debates del sufragio femenino.
[2] Español Bouché, Luis: “Mujeres de 30 países visitan España”,  Clara Campoamor. La revolución española vista por una republicana, Espuela de Plata, 2013, págs. 200-205
[3] Declaración institucional de la Comisión de Educación y deporte con motivo de la conmemoración del centenario de la Real Orden de Instrucción Pública, de 8 de marzo de 1910, que autoriza el acceso oficial de las mujeres a la Universidad, http://www.jae2010.csic.es/documentos/articulos/articulo_Decla_centeneario_mujeres_universidad.pdf
[4] Cfr. Sanfeliu Gimeno, Luz: “Educación superior femenina y nuevas conformaciones identitarias: Juventud Universitaria femenina (1919.1930), Historia Contemporánea, file:///C:/Users/Rosa/Downloads/17900-67265-1-PB.pdf
[5] Cfr. Seseña, Natacha: “Clausura de la Asociación Española de Mujeres Universitarias. 70 años de labor seria y libre a favor de la mujer”, elpaís.com, 13 de noviembre de 1990,  https://elpais.com/diario/1990/11/13/cultura/658450816_850215.html

1 comentario:

Micheal Benson dijo...
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