Hoy en “Tiempo de ciencia” hemos
tratado dos temas relacionados con la alimentación, un programa que dedico a
mis alumnos de 3º de ESO, ya que justo acabamos de terminar el tema relacionado
con los alimentos y la alimentación. Hoy vamos a hablar de las alergias alimentarias y de la neofobia
alimentaria una enfermedad no tan
rara como su nombre. Para contarnos
estas noticias hemos tenido en nuestra radio a Fran Florido, Ana Mª Cazalla y
Andrés Pérez de 1º de ESO D.
En España, los alimentos que producen más
alergias son los derivados del huevo, del pescado y
de la leche de vaca: entre los tres suponen casi el 60 % de todas las alergias alimentarias.
Sin embargo, los más peligrosos son los frutos secos.
La
alergia a la leche de vaca es casi un problema exclusivamente
infantil. A pesar de que la caseína es la
proteína más abundante en la leche, la
sensibilización ocurre con mayor frecuencia con otras dos proteínas que el
calor no destruye, por lo que de nada sirve hervir la leche. La incidencia de
alergia a las proteínas de la leche varía entre el 0,3% y el 7,5% de la
población. También se asocia con frecuencia a dermatitis atópica. La
predisposición genética, ser varón y emplear la lactancia artificial en lugar
de la lactancia materna son los principales factores que predisponen a padecer
esta alergia.
El
huevo es otro alimento que puede producir alergias. Las
proteínas de la clara son el problema. Esto explica que la mayoría de los niños
presenten sus primeros síntomas al tomar tortilla a la francesa,
sobre todo si está poco cuajada.
La alergia causada por pescado o marisco es más
duradera y puede perdurar durante décadas o toda la vida. Sus propias
proteínas, la histamina que se
forma al descomponerse y el parásito anisakis
pueden causar reacciones alérgicas. El anisakis se introduce en el ser humano al
ingerir pescado crudo, en salazón, ahumado, en escabeche, marinado o poco
cocinado. Nadie está seguro de si congelar el pescado por debajo de los 20
grados bajo cero durante al menos 72 horas y cocinarlo por encima de los 60 ºC
es suficiente para matar la larva, aunque si la congelación se ha hecho en alta
mar existen más probabilidades de que así sea. La anisakiasis es frecuente sobre
todo en países donde se come pescado crudo, como Japón y en nuestro país, la
forma habitual de adquirirlo es por el consumo de boquerón en vinagre.
El principal peligro de los frutos secos proviene que en muchas ocasiones estamos
ante alergenos ocultos
En la mayoría de los niños, la alergia a la leche y huevo se supera con el paso de los años; a la del pescado a veces también, pero en los frutos secos casi nunca remite. La más frecuente es de la almendra (89%) seguida de cacahuete (80%), avellana (76%), nuez (39%) y piñón (30%) en nuestro país. El cacahuete en concreto es una leguminosa, por lo que los pacientes con alergia a veces presentan síntomas con otras legumbres y viceversa. Por otro lado, también es frecuente la aparición de alergia a varios frutos secos.
En la mayoría de los niños, la alergia a la leche y huevo se supera con el paso de los años; a la del pescado a veces también, pero en los frutos secos casi nunca remite. La más frecuente es de la almendra (89%) seguida de cacahuete (80%), avellana (76%), nuez (39%) y piñón (30%) en nuestro país. El cacahuete en concreto es una leguminosa, por lo que los pacientes con alergia a veces presentan síntomas con otras legumbres y viceversa. Por otro lado, también es frecuente la aparición de alergia a varios frutos secos.
En un altísimo porcentaje de los
niños se observa un rechazo innato a probar alimentos nuevos, un fenómeno
denominado neofobia alimentaria o también la
"paradoja del omnívoro", ya que a pesar de que los
humanos necesitamos una alimentación variada y somos capaces de adaptarnos a
cualquier dieta se observa esta tendencia a considerar una amenaza muchos
ingredientes de la dieta. Parece que se trata de un mecanismo
de supervivencia heredado de nuestros antepasados que, inconscientemente, hace
que los niños eviten probar alimentos que podrían ser tóxicos. Se ha demostrado
que la neofobia es mayor en varones que en mujeres,
que viene de familia y que es mínima en los bebés a los que se desteta con
alimentos sólidos. Los expertos aseguran que explicarles a los
niños que una comida nueva es "buena para ellos" no reduce la
neofobia, mientras que sí se reduce cuando se les dice que "sabe
bien". El mejor remedio ante esta
fobia es no insistir demasiado porque "la neofobia también desaparece por
sí sola con la edad".
Por último, aunque no tiene que
ver con este tema, os quiero comentar, a los que os interesa la astronomía, que
la lluvia de estrella de las Líridas
2013 alcanzará su máximo el 22 de abril.
Desde el 16 y hasta el 25 de
abril, tanto en el hemisferio sur como en el hemisferio norte se podrá observar
la lluvia de estrellas de las Líridas.
Los meteoros de esta lluvia, cuyo número es impredecible (entre 18 y 200 por
hora) pero que suelen ser brillantes, proceden de las partículas diminutas de hielo y rocas que
deja en el espacio en su viaje alrededor del Sol el cometa C/1861 G1 o
"Thatcher".
Dicho cometa emplea en girar en
torno al Sol 415 años aproximadamente. La última y máxima aproximación del
cometa con respecto a la Tierra ocurrió el 5 de mayo de 1861. Los meteoros, son
del tamaño de un grano de arena, de una lenteja o un garbanzo en el mejor de
los casos, aunque puede darse el caso de partículas mayores.
Los meteoros de las Líridas entran en nuestra atmósfera a unos 175.000 km/h. En 2013, la lluvia de las Líridas alcanzará su máxima actividad la noche del 22 al 23 de abril. Existen más de 150 lluvias de meteoros al cabo del año. Los nombres de estas lluvias proceden, con frecuencia, de la constelación de donde parten los meteoros: las Acuáridas, que nacen en la constelación de Acuario; las Cígnidas, cuyo origen es la constelación del Cisne; y las Líridas, procedentes de la constelación de la Lira.
Los meteoros de las Líridas entran en nuestra atmósfera a unos 175.000 km/h. En 2013, la lluvia de las Líridas alcanzará su máxima actividad la noche del 22 al 23 de abril. Existen más de 150 lluvias de meteoros al cabo del año. Los nombres de estas lluvias proceden, con frecuencia, de la constelación de donde parten los meteoros: las Acuáridas, que nacen en la constelación de Acuario; las Cígnidas, cuyo origen es la constelación del Cisne; y las Líridas, procedentes de la constelación de la Lira.
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