“Lo peor que puede ocurrir en estos momentos no es una disminución de las reservas energéticas, ni una profunda crisis económica, ni una guerra nuclear limitada, ni siquiera el acceso al poder de gobiernos totalitarios. Por muy terribles que nos puedan parecer estas catástrofes, sus efectos pueden ser reparados en unas pocas generaciones.
El único proceso que está aconteciendo en la actualidad y que tardará millones de años en corregirse es la pérdida de diversidad biológica como consecuencia de la destrucción de hábitats naturales.
Esta es la locura que es menos probable que nos perdonen nuestros descendientes.”
(Edward O. Wilson, 1985)
El entomólogo E. O. Wilson, que acuñó el término de biodiversidad, pronostica un futuro negro, basándose en la velocidad de extinción actual que supera en más de mil veces la que existía antes de que el hombre apareciera en la Tierra.
La diversidad biológica es el resultado de los procesos de evolución y adaptación de los organismos a los distintos hábitats del planeta. En este momento, tenemos el máximo de biodiversidad de la historia, pero también, aunque parezca una contradicción, tenemos el mayor índice de pérdida de biodiversidad, y esto es un gran problema que supone que especies que no conocemos, nunca las podamos conocer. Ha habido grandes crisis naturales de biodiversidad desde la aparición de los seres vivos, pero en estos momentos esta crisis, conocida como la sexta extinción, está siendo provocada por una de las especies que habita en el planeta: el hombre.
Las especies desde un punto de vista ético, tienen derecho a vivir en su medio natural; y desde el punto de vista evolutivo, cada especie posee un conjunto de genes único e irrepetible, y es una obra de arte de la Naturaleza y, aún en el supuesto de que no sirviera para nada, no tenemos derecho a destruirla .
José Luis Cordero Amarillo (Alumno de 2º de Bachillerato)
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