Iniciamos con el espacio radiofónico de
hoy una serie de programas dedicados a
la vivienda en la Antigua Roma.
En la primitiva Roma las viviendas eran
cabañas muy sencillas, con forma circular,
tenían el techo en forma de cono
y el nombre que recibían era el de “tugurium”.
Hoy en día el término latino “tugurio” se ha mantenido en nuestra lengua con el
significado de “choza o casilla de pastores” o de “habitación, vivienda o
establecimiento pequeño y mezquino” (cfr. DRAE)
Con posterioridad surgieron tres tipos
de viviendas mucho más desarrolladas y complejas: la “domus” en la
ciudad, la “villa” en el campo, y a finales del período republicano, las “insulae”,
que es el tipo de edificación que ha ocupado el espacio radiofónico de hoy. De las otras dos hablaremos la semana que viene.
Este tipo de vivienda fue fruto del tremendo
crecimiento de la población en la ciudad de Roma y de la especulación
inmobiliaria de la época. Se denominaron “insulae” porque este tipo de
edificación estaba rodeado por calles, como una isla por el mar, equivaliendo a las manzanas actuales, aunque
con una organización más irregular, incluso laberíntica. Se trataba de bloques de pisos de tres a
cinco plantas, con una superficie de 300 o 400 m2, construidos en
principio en adobe y madera ,más tarde en ladrillo cocido y concreto u hormigón,
y organizados en apartamentos llamados “cenacula”,
que estaban en régimen de alquiler mayoritariamente.
Las “insulae” carecían de todas las comodidades “domus” y eran verdaderas
colmenas humanas en donde los romanos menos pudientes vivían hacinados y expuestos a los derrumbes,
los incendios y las enfermedades por la falta de salubridad, entre otras cosas porque
solo había retretes en la planta baja y porque los residuos eran vertidos por
las ventanas hacia las calles aledañas, convirtiéndose así en continuos focos
de infección.
Las dependencias de la
planta baja de las “insulae” se empleaban como almacenes o talleres de
artesanía, se destinaban al comercio o bien eran ocupadas como
viviendas por romanos con un nivel adquisitivo superior, de tal manera que terminaron llamándose "domus" porque tenían más comodidades y prestancia.
A principios del siglo
IV, según los Regionarios, que eran los inventarios que los funcionarios
de la época hacían sobre los edificios y
monumentos de una urbe, había en Roma 1.797 domus
y 46.602 insulae. Podemos comprobar, por tanto, con esta cifra la gran proporción que suponía el espacio que ocupaban estas viviendas colectivas en la capital del Imperio.
Maublac Jean, Incendio de Roma por Nerón. |
Si quieres ver una recreación del terrible incendio de Roma, pincha en este enlace y podrás ver la escena de la película Quo vadis? que recrea este hecho histórico. Podrás observar, cómo las "insulae" son pastos de las llamas y se derrumban sobre calles estrechas y atestadas de romanos.
La
semana que viene continuaremos hablando
de la vivienda en la antigua Roma, pero esta vez serán la “domus” y la “villa”
las que ocupen el tiempo de radio.
Agradecemos a nuestras alumnas de 4º de ESO D Elisabeth, Natalia, Alejandra, Rocío y Claudia su participación en el programa de hoy. |
Agradecemos también la presencia en el estudio de Francisco y Emilio de 1º de ESO, nuestros próximos colaboradores en la radio escolar del instituto.
Bibliografía:
http://www.imperivm.org/articulos/insula.html
Artículo
interesante que aconsejamos: Zaera García, Ana Belén (Universidad
de Salamanca): El negocio de las rentas
inmobiliarias en Roma: la explotación de la insula, Revista de estudios
histórico-jurídicos, nº 24, Valparaíso 2002
NOTA: Si quieres ver una recreación de las "insulae" te aconsejamos que pinches en este enlace.
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