Es tal
la magnitud de algunas cifras que simplemente resulta imposible hacerse una
idea real de lo que representan. Hay 215 millones de niños que trabajan en el
mundo, el 61% en países asiáticos. De todos ellos, unos 115 millones lo hacen
en trabajos que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera
peligrosos.
Como esas magnitudes producen
vértigo y terminan por quedar reducidas tan solo a una inquietante abstracción,
quizá resulte más eficaz fijar la atención en algunos casos concretos. Es lo
que hacía un reportaje publicado ayer en estas páginas y firmado en Dacca. La
capital de Bangladesh tiene 11 millones de habitantes y es una de las ciudades
más pobladas del mundo; los rascacielos van tomando cada vez mayor protagonismo
como parte de su paisaje y hay tantos atascos que los coches son también allí
una de las maldiciones de la vida moderna. Pues bien, en sus calles, en los
basureros de la periferia y en las fábricas de sus polígonos industriales,
muchos jovenzuelos se afanan horas y horas para ganar unos sueldos miserables.
Ninguno de los citados en el reportaje gana más de un tercio del salario mínimo
del país asiático, 1.300 takas, es decir, 13 euros.
La OIT habla de trabajos peligrosos
para los niños cuando se trata de ocupaciones que: a) les impiden acceder a la educación y a un pleno desarrollo, b) ponen en peligro su bienestar físico,
mental o moral, y c) son pura y dura
esclavitud, como cuando son reclutados en conflictos armados, explotados
sexualmente o empujados a ejercer actividades ilícitas.
Rasel tiene ocho años y empuja una
carretilla para transportar ladrillos. Mobarak, de 12, maneja una peligrosa
prensa en una fábrica. Shanta está en una empresa de válvulas y antes de
cumplir los nueve perdió un tercio de un dedo y se le deformó otro. Ashik, de
ocho años, rebusca cosas de valor en un vertedero. Mohamad, con 10, pasa la
mayor parte del tiempo en un taller textil. Mina se levanta a las seis y se
acuesta a la una: es empleada doméstica a los 10 años y debe celebrar no haber
sufrido ningún abuso sexual. Viendo sus miradas inocentes se entiende lo que
les cuesta vivir. Y son una ínfima porción de esos 115 millones: solo para
hacerse una idea.
El
País,
24/01/2012
PAU de Comentario de Texto en Andalucía en el curso 2012-2013
En el presente artículo realizamos el Tema, el Resumen y la Estructura del editorial "Niños explotados". Así mismo, orientamos a los alumnos sobre cómo pueden afrontar el comentario crítico.
Tema.
La
otra realidad de la infancia en el Tercer Mundo.
Resumen.
Según la OIT 115
millones de niños en el mundo ponen en riesgo sus vidas realizando trabajos
peligrosos, cien millones más trabajan de manera general, no tienen acceso a la
educación, no se desarrollan como niños, están expuestos a abusos sexuales y viven
en condiciones de absoluta esclavitud, sobre todo en los países asiáticos en
donde se constata el 61 % de estos casos.
Estructura.
Desde el punto de
vista de la organización de las ideas, la estructura de este texto expositivo-argumentativo
es claramente deductiva, pues la tesis aparece en el primer párrafo: “Hay 215 millones de niños que trabajan en el
mundo, el 61% en países asiáticos. De todos ellos, unos 115 millones lo hacen
en trabajos que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) considera
peligrosos”. Hay que destacar en la tesis la referencia a la OIT que se presenta como argumento de autoridad irrefutable.
Seguidamente aparece
el cuerpo argumentativo, que en este caso sirve más para constatar la tesis expuesta que para convencer al lector, puesto que con los datos aportados
es imposible que la idea principal sea refutada. Así pues, el editorialista utiliza
seis argumentos de ejemplificación que tienen nombre propio, pues nos habla de
seis niños explotados (Rasel, Mobarak, Shanta, Ashik, Mohamad y Mina) que viven
en la capital de Bangladesh y que son un botón de muestra de esta vulneración de los derechos de la infancia. Se cierra el texto con una
conclusión, en la que se recuerda de nuevo la terrible cifra de los 115
millones de niños que realizan trabajos peligrosos en el mundo, y en
la que se apela a los sentimientos de los lectores: “Viendo sus miradas
inocentes se entiende lo que les cuesta vivir”.
Sugerencias para afrontar el comentario crítico de texto.
A la hora de realizar el comentario crítico de este texto debéis partir como siempre de la tesis que defiende o expone el autor, para posicionaros a favor o en contra, o bien para hacer concesiones a la tesis expuesta. Pero en este caso, como la tesis es irrefutable y parte de un hecho dramático y desgraciadamente confirmado por las cifras que se aportan, os recomendamos que vinculéis la sangrante realidad del trabajo infantil, que es el objeto de este editorial, con otras situaciones que violen los derechos del niño y que por desgracia en pleno siglo XXI se siguen produciendo: los niños soldados, la trata de niños, la violencia doméstica, la prostitución infantil, la mutilación genital femenina, la situación de los niños en los campos de refugiados, la extrema pobreza o la privación del derecho a la educación.
Recomendamos la lectura de la Declaración de los derechos del niño aprobada por la ONU en 1959.
No hay comentarios:
Publicar un comentario