martes, 4 de marzo de 2014

Dédalo e Ícaro.



Fresco de Pompeya en el que se aprecia cómo
Dédalo presenta la vaca artificial a Pasifae
Retomando la  sección radiofónica  "Carpe diem", después del parón de las Jornadas Culturales, han sido dos alumnas de 2º de ESO E las que han conducido este tiempo de radio para hablarnos del conocido mito de Dédalo y de Ícaro.

La historia de Dédalo -el famoso inventor, constructor, arquitecto y escultor ateniense- la conocemos gracias a las referencias de Ovidio y de Apolodoro. Cuenta la mitología que estando Dédalo al servicio del rey Minos de Creta, construyó una vaca artificial para que la esposa del rey (Pasifae) pudiera meterse dentro de ella y tener así una relación con un hermoso toro blanco. 


El Minotauro en una copa ática (h. 515 a.C)
El fruto de esta anómala unión sería el Minotauro: un ser con cabeza y cola de toro, y  cuerpo humano. Para recluir a este ser, Dédalo tuvo que construir el famoso Laberinto de Creta, pero lo que no sabía es que ese lugar iba a ser su propia cárcel, pues una vez acabado, el rey Minos lo encerró a él y a su hijo Ícaro por haber ayudado a su esposa Pasifae a tener una relación ilícita con un toro.




En este precioso cuadro,
de Charles Le Brun (1619-1690)
vemos a Dédalo colocando las alas a su hijo Ícaro.
Y ahora viene la siguiente historia. Estando ya Dédalo y su hijo Ícaro encerrados en el Laberinto, el creador ateniense inventó unas alas de cera para poder huir volando. El ingenio era realmente tan hermoso que parecía ser obra de los mismos dioses, pero solo tenía un pequeño problema: si se volaba cerca del sol, las alas se derretirían y si se volaba cerca del mar, también se estropearían por la humedad del agua. Dédalo advirtió a su hijo de este inconveniente antes de emprender la fuga, pero Ícaro no hizo caso a su padre: voló demasiado alto y sus alas se derritieron, de tal manera que se precipitó al mar y murió ahogado. El pobre de Dédalo, que sí consiguió salvarse, encontró después el cuerpo de su hijo sin vida  y lo enterró en una isla, que a partir de ese momento llevaría el nombre de Icaria.




En este cuadro de Carlo Saraceni (1570-1620), titulado "El vuelo de Ícaro",
 se puede observar el momento en el que se produce la caída de Ícaro al mar.
Como siempre deseamos que este espacio radiofónico os haya gustado, y bueno como el famoso Laberinto de Creta dio para mucho más en la mitología, la semana que viene hablaremos de las figuras de Teseo y de Ariadna, muy vinculadas a este famoso lugar.    

Bibliografía consultada: 

VVAA: Manual de Latín de 4º de ESO, Editorial Santillana, Proyecto La Casa del saber, Andalucía, 2008, p. 102

No hay comentarios: