“Y sin querer cansarse más en leer libros de caballerías, mandó el ama que tomase todos los grandes y diese con ellos en el corral. No se dijo ni a tonta ni a sorda, sino a quien tenía más gana de quemarlos que de echar una tela, por grande y delgada que fuera; y asiendo así casi ocho de una vez, los arrojó por la ventana. Por tomar muchos juntos, se le cayó uno a los pies del barbero, que le tomó gana de ver de quién era y vio que decía: “Historia del famoso caballero Tirante el Blanco” (“De Donoso y grande escrutinio que el cura y el barbero hicieron en la librería de nuestro ingenioso hidalgo”, Don Quijote de la Mancha, I, cap. VI)
Un 10 de mayo de 1933 los
nazis llevaron a cabo una quema pública de libros en Alemania, pretendían con
ello eliminar todo aquello que oliera a cultura judía y que atentara contra la
ideología nazi. Desgraciadamente esta práctica ha sido llevada a cabo en
distintas épocas de la historia y siempre ha estado vinculada al fanatismo
ideológico o religioso, vinculado en muchas ocasiones a conflictos bélicos o
golpes de estado. Se documentan a lo largo de la historia muchos casos de
biblioclastia o destrucción de libros como las acontecidas en la Alejandría del
año 292 d. C ordenada por el emperador Diocleciano; en la Florencia del siglo
XV en donde el intransigente y fanático dominico Savonarola ordenó las quemas
de libros, más conocidas como “hogueras de las vanidades” en donde ardieron por
ejemplo las obras deGiovanni Boccaccio; en la España de los siglos XVI y XVII por parte de la Santa
Inquisición, que ordenó la destrucción de libros de procedencia judía y árabe o
que eran considerados heréticos; o más recientemente, en 1973 en Chile tras el
golpe de Estado de Pinochet.
La literatura no escapa
tampoco de tan terrible acto, y así la biblioclastia nos la encontramos en el
famoso capítulo del Quijote en donde el barbero y el cura deciden
destruir los libros que han provocado la locura del hidalgo; en Farenheit 451 de Ray Bradbury en donde el cuerpo de
bomberos tiene la misión de destruir los libros; o en la novela de Manuel
Rivas, Los libros arden mal inspirada
en este tipo de prácticas durante la Guerra Civil española.
Y volviendo a la efeméride
que nos ha servido de punto de partida, hay que añadir que la famosa quema fue
llevada a cabo en la plaza berlinesa de Babelplatz por los camisas pardas y miembros
de las Juventudes Hitlerianas instigados por el Ministro de Propaganda Joseph
Goebbls. 40.000 libros ardieron ese día ante una multitud enardecida por la
ideología nazi. Precisamente en este hecho y en otras quemas similares
producidas en la Alemania nazi, se inspira el libro de nuestra BE La
ladrona de libros de Markus
Zusak, publicado por Debolsillo en 2009.
Érase
una vez un pueblo donde las noches eras largas y la muerte contaba su propia
historia... Una novela preciosa, tremendamente humana y emocionante, que
describe las peripecias de una niña alemana de nueve años desde que es dada en
adopción por su madre hasta el final de la II Guerra Mundial. Su nueva familia,
gente sencilla y nada afecta al nazismo, le enseña a leer y, a través de los libros,
Rudy logra distraerse durante los bombardeos y combatir la tristeza. Pero es el
libro que ella misma está escribiendo el que finalmente le salvará la vida.
Despedimos esta sección
con esta cita del poeta alemán Heinrich Heine:
“Allí donde se queman los
libros, se acaba por quemar a los hombres”
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