En
la víspera de la festividad de Santa Cecilia, patrona de la Música (22 de noviembre)
tres compositores ocuparon nuestro espacio de “Los recreos musicales”: Richard
Wagner(1813-1883), Antonio Vivaldi(1678-1741) y Jacques Offenbach (1819-1880).
Las obras que pudimos escuchar en el programa emitido la semana pasada fueron
las siguientes:
El Preludio
de “Los maestros cantores de Nuremberg”
La Cabalgata de las
Valquirias de “La
Valquiria”
El invierno de “Las cuatro estaciones”
El Can can de “Orfeo en los infiernos”
Richard
Wagner es un pilar fundamental en el repertorio operístico. Se celebra este año
los 200 años del nacimiento de este personaje
tan discutido, mezcla de filósofo, poeta, revolucionario, músico, burgués,
batallador e idealista. Además de compositor, él mismo asumió el libreto y la
escenografía de sus óperas. Transformó el pensamiento musical a través de la
“obra de arte total”, como síntesis de todas las artes (poesía, música, danza y
arquitectura). El empleo de la melodía infinita es uno de sus rasgos más
característicos.
“Los
maestros cantores de Núremberg “es una ópera en tres actos, la única comedia
entre sus obras de madurez.La historia gira alrededor de una asociación de
poetas y músicos aficionados, maestros artesanos en sus profesiones. Es una
obra basada en un tiempo y espacio bien definido históricamente más que en un
ambiente mítico o legendario.
“La
valquiria” es la segunda de las óperas de la tetralogía “El Anillo de los
Nibelungos”.Segun la mitología nórdica, las valquirias son las hijas del dios
Wotan y la madre tierra, la diosa Erda, concebidas como doncellas guerreras
para defender el Olimpo germánico, el Walhalla, del acecho de los Nibelungos y
recoger las almas de los héroes muertos en batalla para llevarlos a su descanso
eterno en el Walhalla.
“El
invierno “ de “Las cuatros estaciones “ de Antonio Vivaldi es uno de los
ejemplos más famosos de las imitaciones de la naturaleza :las figuras rápidas
que toca la orquesta evoca el temblor y los escalofríos que sentimos en los
días de invierno; los acordes disonantes muestran la caída de la nieve y el
frío del invierno; el pizzicato de los violines imitan el sonido de la lluvia y
el goteo del agua sobre los tejados; las escalas y arpegios descendentes nos
muestran el viento nórdico...
El
“Can Can” de “Orfeo en los infiernos” de Jacques Offenbach impresionó a París
el 21 de octubre de 1858.El origen del término se refiere a una disputa que en
el siglo XVI animaba a los ambientes intelectuales parisinos. La polémica giraba en torno a la dicción correcta de la
expresión latina “quam quam”; desde entonces, el término se utilizó para
designar una discusión violenta y, por extensión, para designar también al
baile. El “Can Can” era ya famoso a finales del siglo XVIII cuando se bailaba
en locales de dudosa reputación.
Nos
acompañaron a los comentarios de las obras citadas los alumnos Yolanda de la
Cruz y Violeta García de 1º ESO C.
Chana López
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