Las
obras de G. Verdi que se seleccionaron en el programa del jueves 5 de diciembre
fueron las siguientes:
“Marcha
triunfal” y “Gloria all' Egipto” de la
ópera Aida.
“Vedi!
Le fosche notturne spoglie” (Coro) de la ópera El
trovador.
“Di
quella pira” (Tenor, Soprano y Coro) de la ópera El
Trovador.
“Preludio”
de la ópera La Traviata.
“Brindis:Libiamo
ne'lieti calici” de la ópera La Traviata.
La
ópera en Italia es un teatro popular cantado que el público sigue, pide y necesita. Se convierte para mucha gente en
la única música. Giuseppe Verdi, con un sentido dramático para el teatro
musical inigualable en la historia, fue símbolo de la lucha por la unidad
italiana. Supo dar sentido a su pueblo y se empeñó en una labor escénica de una
riqueza extraordinaria. Su música es apasionada y directa. Compuso 26 óperas
entre las que sobresalen Nabucco, Aida, Il
Trovatore, Otello y Falstaff.
Aida es una de las obras más
populares en toda la historia de la ópera, estrenada en El Cairo con motivo de
la apertura del Canal de Suez en 1871. Aida, una princesa etíope, es capturada
y llevada a Egipto como esclava. Un comandante militar, Radamés, lucha al
dividirse entre su amor por ella y su lealtad al Faraón.
La
acción de Il Trovatore nos traslada a la
España de principios de siglo XV,durante el transcurso de la guerra civil que
enfrentó a los partidarios de Fernando de Antequera con los de Jaime de Urgel
en 1412-13. En este telón de fondo el drama queda recogido en el héroe y
heroina romántico: Manrico, el trovador (envuelto en el misterio y en una
pasión fatal), y Leonora (dulce, pura y con una pasión amorosa muy intensa). Los
demás personajes importantes(la gitana Azucena y el Conde de Luna) cada cual
movidos por su propia pasión, impedirán a los amantes que consumen su amor.
La
traviata (palabra italiana que significa “descarriada”) está basada en el
drama “La dama de las camelias” de Alexandre Dumas. La protagonista, había
existido realmente, su figura se convirtió en símbolo de la piedad y de la
comprensión humana en la persona de una frágil criatura, víctima de las
convenciones y de la moral burguesa. La acción transcurre en París a mediados
del siglo XIX.
2 comentarios:
Me gustaría realizar algún comentario sobre las circunstancias en las que se creó “Aida”, obra a la que el estupendo programa de la profesora Chana López presta atención.
La inauguración del Canal de Suez constituyó un acontecimiento de suma importancia para los intereses geoestratégicos de las grandes potencias europeas, además de convertir a Egipto en un elemento clave en las relaciones internacionales de la época. Para celebrar y publicitar la apertura, dotándola de un símbolo cultural adecuado para sellar la relación que se establecía con Occidente, se decidió la construcción de un teatro de ópera en El Cairo. Su primer director, Dranhet Bey, solicitó a Verdi la composición de un himno para la inauguración del coliseo, un encargo que el compositor rechazaría en el verano de 1869 porque no tenía por costumbre realizar piezas “de circunstancias”. Sin embargo, Verdi no pudo evitar estar asociado a la apertura de la Ópera de El Cairo ya que en la primera función sería puesto en escena “Rigoletto”. En invierno de 1869, el escritor Camille du Locle, uno de los libretistas de “Don Carlo”, fue el encargado de persuadir a Verdi para componer una ópera que desarrollara un tema relacionado con el antiguo Egipto. La vaguedad de la propuesta inicial propició que el compositor italiano la rechazara por dos veces en la primavera de 1870. En la tercera ocasión el escritor presentó un avance de la historia, basada en un argumento del egiptólogo Auguste Mariette que aseguraba el rigor histórico. Verdi acepta porque, después de todo, había sido elegido por encima de Wagner o Gounod y por la sabrosa cantidad de dinero ofrecido (la casi inalcanzable cifra de 150.000 francos). La “egiptomanía” que resurgió por toda Europa en el inicio del Imperialismo explica parte de la expectación causada, además del hecho de que Verdi era uno de los compositores vivos más reconocidos del momento. “Aida” constituye un espectáculo musical y teatral que cumple ampliamente con las demandas de la cultura europea de momento. Una de ellas es dirigir una mirada hacia Oriente como un lugar distante, misterioso y exótico. No olvidemos que en esta época otros campos artísticos están recreando lo oriental y se están revalorizando vestigios de la presencia árabe en Occidente, como el Palacio de la Alhambra de Granada. Asimismo, en las Exposiciones Universales que se organizaron en la segunda mitad del siglo XIX, se mostraron aspectos de las culturas de los países colonizados para, implícitamente, demostrar su maleabilidad y capacidad de ser transportadas y, por tanto, su debilidad e inferioridad con respecto a la cultura europea. Y era necesario que la visión de lo oriental fuese así porque esto ayudaba a legitimar las exhibiciones de fuerza de las metrópolis europeas. Esta ópera ya no se dirigía expresamente a los italianos para exaltar su espíritu nacionalista, como había sucedido en “Nabucco”, “I Lombarda” o “Attila”. Ahora se trataba del lejano y desconocido antiguo Egipto, que, por cierto, desechaba la realidad otomana del país. La compleja y elaborada partitura es capturada, no por el Risorgimento, sino por la experiencia histórica de la dominación colonial europea. Debe tenerse presente que Aida no trata acerca de la dominación imperialista camuflada en una fábula histórica sino que forma parte de esa dominación.
Gracias GEHA por tus enriquecedores comentarios en el blog de nuestro centro.
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