En un día como hoy no podemos dejar de hablar del amor y del enamoramiento, y como nuestra sesión está dedicada a las ciencias pues tendremos que orientarla hacia buscar una base científica del enamoramiento.
Hemos tenido a tres alumnos de 1º de ESO D (José Antonio Jiménez, Juan Cabral y Sara Sánchez) para contestarnos a tres interesantes preguntas sobre este estado.
¿Qué sustancias químicas libera el cerebro enamorado?
Según se ha investigado, enamorarse genera en el organismo una auténtica "inundación" de sustancias químicas que nos hacen sentir bien, y que también son responsables de reacciones físicas como el enrojecimiento de las mejillas, la sudoración de las palmas de las manos y la aceleración del latido cardíaco. Concretamente el “cocktail” cerebral de los enamorados está formado por dopamina, adrenalina y norepinefrina. La dopamina provoca sentimientos de euforia, mientras que la adrenalina y la norepinefrina hacen que el corazón lata con fuerza y nos quitan el sueño.
Por otra parte, se ha comprobado que el sentimiento amoroso aumenta el flujo de sangre hacia el centro de placer del cerebro. A esto se suma que cuando nos enamoramos descienden los niveles de serotonina en nuestras neuronas, lo que explica por qué al principio de una relación “no tenemos ojos para nada más que para nuestra pareja”.
¿Enamorarse surte el mismo efecto que una droga?
Hace unos años, una investigadora utilizó imágenes de resonancia magnética para estudiar el cerebro de 17 jóvenes que decían estar “recién y locamente enamorados”. Observó que mirar la foto de la persona amada se activaban las neuronas de dos áreas cerebrales vinculadas al placer. Y comprobó que ambas áreas se inundaban de la hormona dopamina en el cerebro enamorado.
El resultado: una sensación muy similar al “subidón” que causan las drogas. Que, además, ayuda a que los enamorados se sienten cargados de energía, mucho más motivados y dispuestos a asumir riesgos.
¿Cómo actúan en el cerebro los alimentos afrodisíacos?
En su afán por estimular el apetito sexual o intensificar su potencia, el hombre ha buscado todo tipo de brebajes, sustancias, plantas y comidas que actúen sobre el sistema nervioso, dando lugar en muchas ocasiones a mitos que no tienen más fundamento que la imaginación humana. La ciencia ha comprobado que cuando se experimenta atracción por otra persona, el organismo produce una sustancia llamada “feniletilamina”, que es la generadora del “amor” y que, a su vez, produce serotonina , que estimula los neurotransmisores. Los procesos desencadenados por la feniletilamina y la serotonina comienzan en el hipotálamo y de allí se trasladan a la corteza cerebral, en donde se guardan las experiencias pasadas.
Algunos alimentos podrían contribuir a aumentar estas sustancias, como las ostras, las almejas o los mejillones, que contienen elementos que favorecen la liberación de testosterona y estrógenos (hormonas sexuales).
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