martes, 21 de febrero de 2012

Heinrich Schliemann: ¿arqueólogo o aventurero?

El descubrimiento de Micenas fue algo asombroso, no sólo por su enorme riqueza y por lo que supuso en su época, sino porque su hallazgo llenó un período básico de la historia de Grecia. Pero, igual de sorprendente es la propia historia de su descubridor, Heinrich Schliemann, quien fue un hombre de vida azarosa, cuya biografía es de ésas, que uno lee en un libro y piensa que el autor se ha inventado más de la mitad. Juzgad sino por vosotros mismos.
Heinrich Schliemann nació en Prusia (actual Alemania) en 1.822, en una familia humilde. Fue hijo de un pastor protestante, a quien le encantaba contar a su hijo las historias de Homero. De joven trabajó pronto y tras padecer una enfermedad emprendió viaje a Sudamérica. Pero su barco naufragó frente a las cosas de Holanda, fue recogido y pasó a residir en Amsterdam. Allí se ganó la vida como agente comercial y trabajó en distintas oficinas. Era hábil en su trabajo y prosperó. Su tremenda facilidad para los idiomas le permitió estudiar a la vez que trabajaba y aprendió francés e inglés, holandés, castellano, italiano, portugués, sueco, ruso, polaco, árabe, latín y griego, a los 33 años ya hablaba 15 idiomas. A los 22 años y gracias a sus conocimientos de ruso, la empresa comercial en la que trabajaba, lo envió a Rusia, donde terminaría estableciéndose por su cuenta y haciendo fortuna en distintos negocios. Allí se casó con una aristócrata rusa que no compartía su gusto por los viajes, ni su afición por Homero. Tuvieron tres hijos, pero finalmente terminarían divorciándose. Después de viajar por medio mundo, no tiene nada de particular que viajase a Estados Unidos, y se estableciese en California. Era la época de la fiebre del oro y Schliemann consiguió incrementar aún más su fortuna. Ya rico y con algo más de 40 años, decidió dedicar el resto de su vida, a su afición preferida, la arqueología y la búsqueda de los escenarios donde debieron desarrollarse las obras de Homero.
Pero antes, decidió casarse de nuevo, como no tenía candidatas decidió buscarlas a través de un anuncio: debían ser inteligentes, hermosas, como Helena de Troya, no sofisticadas, como su ex, y griegas de pura cepa. De entre las candidatas, eligió a una joven de 17 años sobrina de un conocido suyo, Sofía Kastrommenos. Con su nueva esposa se trasladó a Turquía donde se dedicó con ahínco a buscar los lugares donde se suponía, él suponía que se había desarrollado la acción principal de la obra de Homero, la guerra de Troya. No le importó que los científicos de su época siguieran asegurando que lo de la guerra de Troya era una fábula, un puro mito, una ficción., para Heinrich Schliemann Homero era un escritor que narraba hechos antiguos, hechos que pertenecían a la memoria colectiva de su pueblo. Y decidió encontrar Troya, excavó y la encontró. Y con ella nos demostró que los sueños pueden convertirse en realidad, y que las leyendas, en ocasiones son reales. Pero de Troya, sus tesoros y sus leyendas hablaremos en un próximo programa. Heinrich Schliemann se hizo famoso con sus hallazgos, pero tuvo también sus detractores, se le acuso de ser únicamente un buscador de tesoros y prestar menos atención al rigor científico, tuvo problemas con el Imperio turco, por sacar ilegalmente algunos de esos tesoros. Murió en Nápoles en 1890, después de una vida intensa y de sacar a la luz, Troya, Micenas y Tirinto, esos lugares de leyenda donde habían vivido y luchado los protagonistas de sus sueños, los aqueos. Muchos de esos tesoros podemos verlos en la actualidad en los museos de Berlín, os invito a visitarlos y a “redescubrirlos”…

Fuentes:
http://www.sofiaoriginals.com/dic527micenas.htm




Elena Toribio

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