Con motivo del Día del libro y de los derechos de autor nuestro centro conmemorará esta semana esta significativa efeméride con tres actividades que buscan promover el amor a la lectura entre nuestros alumnos. Dichas actividades son las siguientes: Venta de puntos de lecturas solidarios hecho por alumnos y profesores con el fin de recaudar fondos para la ONG "Save the Children", lectura continuada en la biblioteca escolar en el día de mañana, y publicación en el blog de reflexiones sobre el amor a la lectura realizada por alumnos de 2º de Bachillerato desde la materia de libre configuración de Comentario de Texto en 2º de Bachillerato. Os dejamos a continuación la primera reflexión titulada "Siempre he amado los libros" realizada por la alumna Laura Márquez Calvillo de 2º de Bachillerato B.
Siempre me ha encantado leer desde muy pequeña. Aún recuerdo con añoranza cómo empecé. Mi hermana, que es mayor que yo, comenzó a crear palabras a partir de unos imanes en forma de letras, y estas palabras que al principio no entendía terminaron convirtiéndose en ideas, en pensamientos, en una forma de aprender y de conocer el mundo que me rodeaba. Aquel juego de crear palabras con imanes me fascinó tanto que muy pronto quise aprender a leer y a es cribir. Por este motivo, antes de que en el colegio me enseñasen a leer y escribir, yo ya comencé por mi cuenta. Recuerdo cómo e fijaba con avidez en lo que hacían mi madre y mi hermana en aquella nevera, que se convirtió en la puerta para un mundo maravilloso de imaginación. Y así empezó mi andadura por el apasionante mundo de la lectura.
Si bien
es cierto que al comenzar a leer no poseía una gran destreza, sin embargo no tuve problema
alguno, puesto que si había algo que no comprendía o no sabía pronunciar, tan
solo tenía que mirar las ilustraciones de la página y dar rienda suelta a mi
imaginación en busca de una palabra que sustituyese a aquella que entorpecía mi
lectura.
Pasados los años, he de reconocer que me produce mucha nostalgia echar la vista atrás, recordar aquellos momentos de
mi más tierna infancia y rememorar aquel instante mágico en el que las palabras se convertían en conceptos que ponían en marcha mi imaginación y me hacían comprender el mundo que me rodeaba. Ahora esa nostalgia se tiñe de cierta tristeza cuando compruebo cómo cada vez más niños y los adolescentes se alejan de la lectura y no saben aprovechar la
magia de un buen relato ni darse cuenta de que uno se puede convertir en el protagonista de la maravillosa historia que se encuentra entre tus manos.
Por desgracia, los libros en muchos niños y jóvenes se están convirtiendo en una obligación más, y ya no se entienden como un entretenimiento, como un puente para echar a andar la imaginación y para evadirse de la realidad, caen, pues el el olvido más absoluto, muriendo así el fin para el que fueron creados.
Por desgracia, los libros en muchos niños y jóvenes se están convirtiendo en una obligación más, y ya no se entienden como un entretenimiento, como un puente para echar a andar la imaginación y para evadirse de la realidad, caen, pues el el olvido más absoluto, muriendo así el fin para el que fueron creados.
Una
vez más me vuelve un recuerdo a la mente, esta vez, en forma de fotografía, en
la cual aparezco sumida en el más profundo sueño y con un libro abierto entre las manos, y ello me
lleva a preguntarme: ¿qué es lo que ha ocurrido para cambiar los libros de
aventuras por smartphones, los cómics por tablets, los libros de chistes, de
misterios o de adivinanzas por las nuevas tecnologías?. La respuesta es simple y demoledora: han sido sustituidos por la "play stations" o la "Xbox".
¿Dónde han quedado las ganas de aprender leyendo? ¿Seguirá alguien disfrutando como yo lo hacía en aquellas noches interminables en las que sólo deseaba que
mi hermana se durmiese para encender la luz y continuar el relato por donde lo
había dejado la noche anterior? ¿Se sabe apreciar el humor de los cómics o ya
solo hacen gracia los vídeos de los youtubers que se reflejan en una pantalla? Me permito dudar
de todo lo anterior basándome, desgraciadamente, en estudios y en situaciones que
he visto yo misma.
Bajo
mi punto de vista, creo que se está perdiendo la lectura en tempranas edades, y
pienso que es debido a la percepción que tienen los menores de todo aquello
que no responda a un lengua audiovisual. Me produce una terrible tristeza que un niño vea un
libro y no le despierte el más mínimo interés si no es para el colegio o para conseguir una buena nota en un examen de lectura. Par mí, hablar de
la lectura obligatoria, es como hablar de la felicidad obligatoria. Los padres
deberían hablar de los libros como lo que son: la magia a través de las palabras.
Por todo lo expuesto y por mi propia experiencia como lectora creo que si la lectura no se inculca desde la infancia, es complicado encontrar placer en ella cuando se llega a la edad adulta. Así pues, es importante adquirir el hábito de la lectura y rodearnos de buenos libros desde pequeños, habituarnos -en definitiva- a configurar nuestra biblioteca personal para que esta nos ayude a crecer como personas, a comprender el mundo y a refugiarnos de las miserias de la vida. No hay mejor olor que el de un libro nuevo, ni mejor sensación que sentirse atrapada en el mundo de la lectura, ni mejor placer que vivir otras vidas a través de los personajes que pueblan sus páginas porque la persona que lee almacena la belleza para su vejez.
Por todo lo expuesto y por mi propia experiencia como lectora creo que si la lectura no se inculca desde la infancia, es complicado encontrar placer en ella cuando se llega a la edad adulta. Así pues, es importante adquirir el hábito de la lectura y rodearnos de buenos libros desde pequeños, habituarnos -en definitiva- a configurar nuestra biblioteca personal para que esta nos ayude a crecer como personas, a comprender el mundo y a refugiarnos de las miserias de la vida. No hay mejor olor que el de un libro nuevo, ni mejor sensación que sentirse atrapada en el mundo de la lectura, ni mejor placer que vivir otras vidas a través de los personajes que pueblan sus páginas porque la persona que lee almacena la belleza para su vejez.
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