Iniciamos
una nueva temporada radiofónica en la sección Carpe diem, dedicada al mundo
de la antigüedad grecolatina, con una referencia al ritual que los romanos
seguían para fundar una ciudad. Para ello hemos contado con la inestimable
ayuda de tres alumnas de 4º de ESO B de Latín, que han preparado este espacio
después de trabajar los contenidos en clase.
La
fundación de una ciudad comenzaba siempre con una ceremonia religiosa, en la que el augur
-en el lugar elegido- trazaba con su vara dos rayas perpendiculares (una de Norte
a Sur y otra de Este a Oeste) para encerrarlas después en un rectángulo que
consagraba como centro de la ciudad (el “templum”). Después, con un arado de
bronce del que tiraban unos bueyes, señalaba el recinto total por medio de un
surco denominado “pomerium”, que era un rectángulo de lados paralelos a los del
“templum”. Con el arado se indicaban también las puertas de acceso de la futura
ciudad y las calles principales: el ·”cardo maximus” de Norte a Sur y el “decumanus
maximus” de Este a Oeste, que servían de referencia para el trazado del resto
de las calles.
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