A propósito de la Ceremionia de Graduación del viernes pasado y del comentario que Alfonso ha publicado en el blog, os dejamos el emotivo discurso que las alumnas Rosa Mª Monge y Elvira García pronunciaron en dicho acto:
"Estamos ahora mismo aquí y sencillamente: ¡No me lo creo!. Y es que hace tan sólo 6 años que todo comenzó.
Recuerdo perfectamente el miedo que sentía al abandonar la seguridad de mi querido colegio, para adentrarme en un lugar desconocido donde se unen todas las demás escuelas, un lugar del que me decían que debía tener cuidado, donde los profesores pasan de ti y son más parecidos a monstruos que a personas. Obviamente estaban exagerando, y solo era un cuento más para asustar a los niños puesto que todos los presentes podemos dar fe de ello.
Ese miedo sin fundamento poco a poco se fue tornando en seguridad, afán de superación, risas, momentos agradables… todo ello acompañado de amigos de toda la vida o simples conocidos. Todos al fin y al cabo hemos experimentado lo mismo. Pero tras 6 años aquí no me siento diferente pues sigo sintiendo ese miedo que me atormentaba al principio.
Tengo miedo a la distancia, miedo a dejar atrás todo esto, a mis adorados profesores, a que todos los compañeros tomen caminos distintos al mío, a olvidar las risas, las peleas, las inquietudes compartidas, a todas esas tomaduras de pelo y a las bromas que nos gastábamos. Añoraré esos nervios ante un examen, la manera en que nos hacíamos callar unos a otros.
Recuerdo perfectamente el miedo que sentía al abandonar la seguridad de mi querido colegio, para adentrarme en un lugar desconocido donde se unen todas las demás escuelas, un lugar del que me decían que debía tener cuidado, donde los profesores pasan de ti y son más parecidos a monstruos que a personas. Obviamente estaban exagerando, y solo era un cuento más para asustar a los niños puesto que todos los presentes podemos dar fe de ello.
Ese miedo sin fundamento poco a poco se fue tornando en seguridad, afán de superación, risas, momentos agradables… todo ello acompañado de amigos de toda la vida o simples conocidos. Todos al fin y al cabo hemos experimentado lo mismo. Pero tras 6 años aquí no me siento diferente pues sigo sintiendo ese miedo que me atormentaba al principio.
Tengo miedo a la distancia, miedo a dejar atrás todo esto, a mis adorados profesores, a que todos los compañeros tomen caminos distintos al mío, a olvidar las risas, las peleas, las inquietudes compartidas, a todas esas tomaduras de pelo y a las bromas que nos gastábamos. Añoraré esos nervios ante un examen, la manera en que nos hacíamos callar unos a otros.
Echaré de menos tantas cosas…
A dejar de un lado la tranquilidad de Rosa y el nerviosismo de Mª Ángeles, a esos paseos por París de la mano de Irene, las locas clases de filosofía, las fantásticas historias de España y del arte relatadas por Javier, a nuestro profe de latín y sus traducciones sobre la vida de Aníbal, los distintos caminos de las mates que nos han enseñado Mª Carmen y Ana, esa pasión literaria de Yolanda, la gracia de Alfonso, las lagunas solventadas con la ayuda de Mariló, la ironía de David y Mampe, esa vocación por la biología de Concha, y a esos profes de Informática y Dibujo que aunque no nos han dado clase sabemos que también serán añorados. Para todos ellos solo tenemos palabras de agradecimiento. Porque con ellos no solo aprendimos a memorizar cosas que para nosotros no tenían sentido, sino a conocer y valorar sus experiencias y charlas. Y yo en particular, como bien dice Javier, no sé cómo me doy las trazas, pero todo lo que empieza termina conmigo.
¡Y cómo olvidarnos de ese Manolo y de su cafetería!
Ni qué decir tiene que por no haber formado parte de este curso ciertas personas no iban a tener una mención especial aquí.
Hablamos de aquellos que nos acompañaron a nuestro gran viaje en tierras francesas, quienes nos aportaron su apoyo incondicional en todo momento, su cariño, su alegría, su forma de ver la vida, sus dosis de madurez y esas lágrimas compartidas por un simple "hasta pronto". Porque de nuevo están aquí, sentados, compartiendo este momento con nosotros, porque han vuelto para darnos ese último empujón, porque simplemente formaron y seguirán formando parte de nuestras vidas. Sí, son ellos. Pedro y Marisa. Gracias una vez más por todo. Os queremos.
Abelardo -que tampoco nos hemos olvidado de ti hombre-, anda que el año que te dimos…No sé cómo un hombre tan menuo puede tener tanta gracia.
¡Ay Beli! Y de ti qué decir... si el año que estuvimos contigo fue maravilloso. Jamás olvidaré esas clases de mates con el afilaó.
A dejar de un lado la tranquilidad de Rosa y el nerviosismo de Mª Ángeles, a esos paseos por París de la mano de Irene, las locas clases de filosofía, las fantásticas historias de España y del arte relatadas por Javier, a nuestro profe de latín y sus traducciones sobre la vida de Aníbal, los distintos caminos de las mates que nos han enseñado Mª Carmen y Ana, esa pasión literaria de Yolanda, la gracia de Alfonso, las lagunas solventadas con la ayuda de Mariló, la ironía de David y Mampe, esa vocación por la biología de Concha, y a esos profes de Informática y Dibujo que aunque no nos han dado clase sabemos que también serán añorados. Para todos ellos solo tenemos palabras de agradecimiento. Porque con ellos no solo aprendimos a memorizar cosas que para nosotros no tenían sentido, sino a conocer y valorar sus experiencias y charlas. Y yo en particular, como bien dice Javier, no sé cómo me doy las trazas, pero todo lo que empieza termina conmigo.
¡Y cómo olvidarnos de ese Manolo y de su cafetería!
Ni qué decir tiene que por no haber formado parte de este curso ciertas personas no iban a tener una mención especial aquí.
Hablamos de aquellos que nos acompañaron a nuestro gran viaje en tierras francesas, quienes nos aportaron su apoyo incondicional en todo momento, su cariño, su alegría, su forma de ver la vida, sus dosis de madurez y esas lágrimas compartidas por un simple "hasta pronto". Porque de nuevo están aquí, sentados, compartiendo este momento con nosotros, porque han vuelto para darnos ese último empujón, porque simplemente formaron y seguirán formando parte de nuestras vidas. Sí, son ellos. Pedro y Marisa. Gracias una vez más por todo. Os queremos.
Abelardo -que tampoco nos hemos olvidado de ti hombre-, anda que el año que te dimos…No sé cómo un hombre tan menuo puede tener tanta gracia.
¡Ay Beli! Y de ti qué decir... si el año que estuvimos contigo fue maravilloso. Jamás olvidaré esas clases de mates con el afilaó.
También debemos dar unas gracias especiales a esas personas que están en nuestras casas las cuales no valoramos quizá por estar día a día con nosotros pero están ahí, son los que también nos han conducido a estar hoy aquí. Gracias por todo familias, seguid así
Dejémonos de añoranzas. No adelantemos acontecimientos. Sabemos que ha sido un año duro lleno de sacrificios, de disputas, ha sido un año de llantos, de noches en vela pero el trabajo y el esfuerzo han dado sus frutos, y ahí estamos queridos compañeros, apunto de adentrarnos en esta nueva etapa de nuestras vidas, en el fondo aterrados pero deseosos de dar ese paso.
Ahora, ha llegado nuestro momento. Nuestro turno de elegir y cambiar de vida, de decidir en qué dirección seguir. De conocer por fin el tren exacto que nos lleve a nuestro destino.
Hoy es el gran día. Ese que lleva marca en el calendario. En el que todos engalanados y con los nervios a flor de piel, recogemos el fruto de nuestro trabajo, simbolizado en becas, diplomas y orlas que ya nos hacen sentir un poco más importantes. Pero esto no es más que mero preámbulo para lo que realmente se avecina cuando se cierren estas puertas. Los recuerdos de todo un año quedarán condensados en esas fotografías que nos recordarán este gran día, por significar no más, que un comienzo y un fin".
Dejémonos de añoranzas. No adelantemos acontecimientos. Sabemos que ha sido un año duro lleno de sacrificios, de disputas, ha sido un año de llantos, de noches en vela pero el trabajo y el esfuerzo han dado sus frutos, y ahí estamos queridos compañeros, apunto de adentrarnos en esta nueva etapa de nuestras vidas, en el fondo aterrados pero deseosos de dar ese paso.
Ahora, ha llegado nuestro momento. Nuestro turno de elegir y cambiar de vida, de decidir en qué dirección seguir. De conocer por fin el tren exacto que nos lleve a nuestro destino.
Hoy es el gran día. Ese que lleva marca en el calendario. En el que todos engalanados y con los nervios a flor de piel, recogemos el fruto de nuestro trabajo, simbolizado en becas, diplomas y orlas que ya nos hacen sentir un poco más importantes. Pero esto no es más que mero preámbulo para lo que realmente se avecina cuando se cierren estas puertas. Los recuerdos de todo un año quedarán condensados en esas fotografías que nos recordarán este gran día, por significar no más, que un comienzo y un fin".
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