miércoles, 28 de abril de 2010

"Dios es una biblioteca" de César Antonio Molina

A propósito de la delebración del Día del Libro en nuestra biblioteca el pasado 23 de abril, quisiera recomendar un maravilloso y excepcional artículo del escritor y Ministro de Cultura en el año 2007, César Antonio Molina Sánchez, publicado el ElPAIS.com el citado día y titulado "Dios es una biblioteca". Al leerlo no pude dejar de emocionarme y de recordar uno de mis relatos preferidos que es La biblioteca de Babel del escritor argentino Jorge Luis Borges. Como es realmente magnífico este artículo cito una parte e invito a nuestros lectores a que lo lean en su integridad:
"Desde hace algún tiempo yo tengo una pesadilla semejante. Regreso a mi casa como el personaje de John Cheever, El nadador, después de haber recorrido, no las piscinas por las que él iba nadando, sino las bibliotecas del mundo, y me encuentro en la misma situación que el autor galo de El zapato de raso. A mi encuentro no acude ningún sirviente, sino un ser indefinido que repite las mismas palabras que el mayordomo japonés y me entrega un pendrive. Él añade que ahí no sólo están todos mis libros desaparecidos, sino que ha incluido los fondos de las principales instituciones del mundo. Me quedo sorprendido, pero le digo que yo sólo necesito mis libros físicamente, aquellos que yo compré y me han acompañado toda la vida. Son mis mejores amigos y no puedo prescindir de ellos. Él me responde muy seriamente que eso no sólo es ya imposible sino, además, una estupidez. "¿Para qué quiere usted tantos volúmenes que le ocupan gran parte de su casa si los tiene todos aquí, en este objeto más pequeño que el dedo de su mano?". Compruebo que la discusión no lleva a ningún sitio y, entonces, despierto. Cuando lo hago, veo que todo aún está en su caótico lugar. Por las mesillas, por las mesas y las estanterías dobladas por el peso, aún reposan las miles de hojas impresas protegidas por las portadas multicolores. Toco unos libros, abro otros y recuerdo la historia de cada uno de ellos: su nacionalidad, su lengua, el peso que arrastran desde el origen. Mi biblioteca está compuesta por cientos de ciudades, miles de calles y otros tantos paisajes. Por estos espacios he caminado con los autores y sus personajes. He vivido sus vidas a lo largo de muchos siglos y cuando toco las páginas que estoy leyendo percibo sus lágrimas o sus risas, sus olores, veo los colores del amanecer o del ocaso. Un libro también es un objeto, una materia, una representación, un símbolo, una dimensión. El libro electrónico, el e-book, efímeros en sí mismos como soportes (qué pasó si no con el vídeo, el dvd y lo que venga), le robarán terreno al libro impreso, pero difícilmente podrán arrojarlo de nuestras vidas y nuestra manera de vivirlas. De haber habitado en la época en que se pasó de la oralidad a la escritura en papiro o pergamino, yo no hubiera estado en contra de este proceso evolutivo; de la misma manera que hubiera apoyado a Gutenberg cuando relegó a la escritura al ámbito privado.¿Por qué ahora tendría que oponerme a algo inevitable y, seguramente, muy útil? Sí estoy en contra de quienes piensan que hemos llegado al fin. En contra de aquellos que creen que ya no es necesario leer, ni saber, ni adquirir conocimientos, ya que todo está a nuestro alcance, tocando la tecla de un ordenador. Estoy en contra de aquellos que rechazan la memoria como si ésta fuera un simple apéndice mental que hubiera que extraer. El libro electrónico no es un peligro para la lectura".
Del mismo modo, os dejo un enlace de La Biblioteca de Babel de Jorge Luis Borges, que es un homenaje a la pasión por los libros y al saber en general.
Biblioteca de Babel: http://www.literaberinto.com/vueltamundo/bibliotecaborges.htm

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